Vivencias y pensamientos sobre la ruralidad y la vida en el campo desde Purujosa pueblo casi deshabitado a la sombra del Moncayo.

lunes, 14 de junio de 2010

Desde Purujosa al Eco del Isuela

El Eco del Isuela es la revista semestral que constituye el órgano de difusión de las actividades de la Asociación de Amigos de la Villa de Calcena, el grupo de emprendedores más dinámico de la Cara Oculta del Moncayo. Fernando es el encargado de la edición de la revista y un día me pidió que escribiese una reflexión para jóvenes. La celebración del Trial de Calcena me sirvió de pretexto. Hoy se ha editado el Eco del Isuela y por ello os transcribo aquí aquel texto:

¿Juventud comprometida? Un toque de atención.

El día 23 de Marzo se celebró el VIII Trial de Calcena. Cuando empezó esta actividad yo tenía 18 años y apenas conocía esta Cara Oculta del Moncayo. Sin embargo, a día de hoy, me siento un moncaíno más, un serrano de adopción que ama esta tierra y se siente comprometido con ella. Por eso, veo con sorpresa que en una actividad tan cañera como una competición de motos, realizada en el pueblo, la edad media de los jueces sobrepase los 40 años. Curiosamente, muchos de los participantes, llegados de otras tierras, eran adolescentes o jóvenes. Tarde o temprano tendrá que llegar un relevo generacional pero para ello hace falta compromiso. El legado asociativo y de tejido social que nos deja la generación que nos precede es enorme, sería una lastima que lo desaprovecháramos. Ellos mismos verían con lágrimas en los ojos como su esfuerzo no encuentra continuidad, no podemos permitir eso.

Evidentemente, tenemos el handicap de que somos muchos menos numéricamente, de que la situación económica es muy dura para los jóvenes (trabajos basura, vivienda inasequible, etc.) y de que el listón está muy alto, difícil de igualar, prácticamente imposible de superar. Sin embargo, tenemos la ventaja de que partimos con unos cimientos consolidados, recibimos la base de la estructura, cosa que nuestros “padres” no encontraron, tuvieron que levantar el edificio desde abajo, cuando prácticamente no había ni luz, ni agua, ni asfalto en las calles y nuestros pueblos estaban abocados al abandono inmediato, a la ruina inminente. Afortunadamente, el esfuerzo de muchos logró ralentizar esa decadencia. Por ello entiendo que el verdadero condicionante está en la voluntad, en el compromiso.

Lejos queda aquel Mayo francés del año 68 donde unos jóvenes hicieron temblar la moral burguesa imperante. Cambiaron el mundo, la sociedad es distinta desde entonces. Que no lograran la revolución política me parece secundario. Hoy en día los jóvenes estamos anestesiados, hay un inmenso conformismo social, una concepción inmovilista de la realidad, un individualismo exacerbado, una autosatisfacción con la sociedad y el mundo que heredamos.

Sorprende cuanto menos que llegado Agosto haya esa unión y comunión envidiable entre todos los jóvenes del pueblo. Yo he traído amigos de la Ribera del Jalón, expertos conocedores de verbenas veraniegas y se han quedado sorprendidos de que en un pueblo que en invierno no llega a los 60 habitantes haya ese ambiente. De hecho, todos los años quieren repetir y mi casa de Purujosa hace corta de camas. Aunque en realidad dormimos poco. Eso demuestra que cuando se quiere, se puede y para determinadas cosas si hay voluntad.

Sin embargo, en las dos ultimas acciones lúdico-reivindicativas que se han celebrado, tanto en la Marcha Senderista con la mina de Borobia, como en el Trial, muy pocos han regresado al pueblo. Y de los que lo hicieron, Antonio y yo somos neorruales, en el sentido de que no somos hijos de la Tierra, y Paola es una amiga de Brea pero que está comprometida con el territorio.

Considero que los jóvenes que estamos vinculados a esta cara oculta del Moncayo, tenemos un compromiso importante y nos encontramos ante una disyuntiva que se tendrá que dilucidar en los próximos años: ¿Seremos capaces de mantener la herencia que heredamos? ¿Continuaremos con todas las actividades que la Asociación de Amigos de la Villa de Calcena programa año tras año? O la pregunta mucho más genérica y subjetiva, pero probablemente más determinante para dilucidar las anteriores: ¿Amamos la Tierra de nuestros padres? Y ¿Hasta que punto estamos dispuestos a demostrarlo, a comprometernos por ella?

El Eco del Isuela se puede consultar on-line AQUÍ.
Advierto que a mi me da problemas con el explorador Mozilla, no así con Internet Explorer.

viernes, 11 de junio de 2010

Paleontología en Purujosa: Yacimiento Cueva de los Rincones

El pasado fin de semana fue especial. Sabíamos que el grupo Aragosaurus de la Universidad de Zaragoza, junto con miembros del Centro de Espeleología de Aragón, habían iniciado una campaña arqueológica en la Cueva de los Rincones y nos pusimos en contacto con ellos para visitar el yacimiento a lo cual amablemente se ofrecieron.

De este modo, el sábado por la tarde, Vicente, mi padre y yo, remontamos el bonito barranco de los Rincones a través de una perdida senda que los paleontólogos habían reabierto esa semana. Parece increíble que 20 años atrás se produjera en este barranco un incendio pero algunas carrascas con sus copas todavía quemadas nos lo recuerdan. Así, llegamos hasta su casi inexpugnable cabecera: un circo calizo donde se abre la cueva de los Rincones, protegida con un muro para servir de aprisco al ganado.

El acceso a la cueva es un poco claustrofóbico. Después, nos explicarían los científicos que la entrada original estaba a nivel del suelo pero en algún momento dado se colapsó de derrubios. En la actualidad, se accede a la cavidad a través de un estrecho orificio semicircular, situado en una repisa superior del abrigo.


Vicente nada mas ver la angustiosa entrada dijo: “No me creo que aquí haya entrado mi primo”. Aunque en el interior hay restos de teas, en virtud de los testimonios orales, pensamos que las visitas a la cavidad en el pasado debieron ser muy escasas. El interior es algo laberíntico, con bloques ciclópeos colapsados por doquier y algún tramo que hay que atravesar reptando. Gracias a que vino Mario, al que conocemos de otras visitas espeleológicas a la localidad, y nos guió hasta la sala inferior, donde acababan de hacer un descubrimiento espectacular. El equipo investigador estaba reunido en la parte izquierda, en una amplia e inclinada ladera de sedimentos donde había aparecido parte de una mandíbula de leopardo. Realmente impresionante.

Víctor y Gloria, los directores de la excavación, estuvieron muy atentos en todo momento, con un trato muy cercano y unas explicaciones muy didácticas que hicieron que a pesar de nuestros limitados conocimientos en la disciplina, entendiéramos la importancia del yacimiento, la disposición de los restos, el motivo de encontrarse allí, y algunas hipótesis de trabajo que están manejando. Nos acompañaron hasta la Galería Ursus a través de una inclinada gatera en donde una cuerda fija ayudaba a ascender al nivel superior. Allí, estaban trabajando en una cuadrícula en donde no paraban de aparecer restos. La propia tierra que iban retirando debía ser cribada posteriormente en el Isuela para recoger restos más pequeños, pertenecientes a micromamiferos. La visita fue realmente gratificante y salimos de la cavidad muy contentos tanto por el éxito que estaba teniendo la excavación como por el magnífico ambiente que se respiraba en el grupo.

Al día siguiente nos enseñaron algunos de los restos que habían recogido a lo largo de la semana. Entre todos, destacan algunas piezas líticas musterienses que demostrarían también la presencia de Neandertales en la cavidad, lo que contribuye a incrementar la ya de por si elevada relevancia de este yacimiento.

Ahora solo queda esperar a que la trabajosa tarea de laboratorio de sus frutos y permita a los investigadores profundizar en la construcción del conocimiento científico de un periodo cronológico y un área geográfica que todavía tienen mucho campo por explorar. Mientras, me remitiré a la nota de prensa del grupo Aragosaurus, de la que voy a dejar un enlace permanente en la barra de tareas lateral del blog.

Igualmente, quiero agradecer a Víctor, Gloria, Mario y el resto del equipo el magnifico trato dispensado. Ojala en futuras campañas pueda colaborar con ellos más activamente en la excavación.

Aprovecho también para enlazar al blog La Cabra de Monte del Amigo Ruben: Al impresionante video de la Cueva los Rincones rodado en el mes de enero. Una delicia.

Por ultimo recordar a los espeleólogos y visitantes la importancia de respetar el interior de la cueva, particularmente el área cuadriculada y tener en cuenta que en el periodo invernal su visita esta prohibida al existir una colonia de murciélagos.

martes, 8 de junio de 2010

Noticias de brujas, peirones y Calcenadas

Este fin de semana han aparecido varias noticias en los medios de comunicación sobre el entorno del Moncayo.

Comenzamos con la celebración en Añón de Moncayo del fin de semana cultural que ha tenido como acto central el "Salto del Brinco" que rememora un suceso acaecido hace muchos años y que ha permanecido vivo en la tradición oral: El supuesto vuelo milagroso de una vecina del lugar, probable bruja. Añón de Moncayo fue un pueblo muy vinculado a Purujosa hasta la llegada de la carretera. Aun se canta en la ronda del pueblo aquella jota que dice "Cabecico del Moncayo, como no te caes de risa, de ver a las añoneras bailar en cuerpo camisa" en referencia al Dance que efectúan las mujeres de Añón. Al margen del recorte de prensa del Periódico de Aragón, recomiendo ver la crónica y video de nuestra amiga Rocio, de Encanto del Moncayo.

Por su parte, en el periódico comarcal de la Crónica, aparecían sendas noticias sobre la restauración del Pilón de la Leche de Purujosa y sobre el éxito de la Calcenada de primavera, dos de las actividades que acapararon el mes de Mayo en la Cara Oculta del Moncayo. Este mes junio lo hemos comenzado entre cuevas y huesos, pero esa es otra historia que contaremos más adelante...

sábado, 5 de junio de 2010

Ababoles en la Carretera de Oseja

Para subir hasta Purujosa siempre me encuentro con dos disyuntivas ¿Qué itinerario coger? ¿remonto el valle del Isuela, asomándome al palacio barroco de Morata, a la sombra del Castillo de los Luna de Mesones y demás? ¿O bien opto por remontar el Aranda, entrando en el Isuela por el espectacular desfiladero de las Peñas del Cabo de Calcena? Ambos recorridos tienen una duración similar, en ambos hay tramos de muchas curvas y momentos de gran belleza, así que la decisión no es sencilla.

El fin de semana pasado decidí subir por la zona del Aranda y no me arrepentí. Una vez superado Jarque y se toma el desvío a Oseja, el paisaje va cambiando progresivamente, nos adentramos en la Cara oculta del Moncayo. La carretera asciende mediante curvas hasta culminar en el Puerto de la Crucija, donde se obtiene una vista espectacular. Pero antes, en esta florida primavera, el viaje me dejó estampas imborrables.

El monte parecía una alfombra roja de Amapolas o Ababoles que contrastaba con el verde de la hierba fresca de las laderas. No pude resistirme a la tentación de parar el vehículo en la cuneta e intentar retratar esa estampa tan maravillosa. Aunque en vivo la escena era todavía más espectacular, la siguiente fotografía atestigua en parte los bellos rincones que podemos encontrar en nuestro deambular por las carreteras de esta cara oculta del Moncayo:

miércoles, 2 de junio de 2010

Crónica Fiestas Constantín 2010

Han pasado las fiestas de la Virgen de Constantín y toca hacer recapitulación de lo vivido. El sábado Mariano lanzó las salvas a las 8 de la mañana, anunciando que daban inicio las celebraciones. Después, fuimos a San Cristóbal 30 personas, muchas menos que el año pasado, debido a que la comida en esta ocasión era en el merendero junto al río, en Purujosa. No obstante, sigo pensando que ha sido una buena iniciativa la recuperación de esta romería, que prolonga algo más los actos festivos y ayuda a iniciar la jornada con actividades a los que estamos por el pueblo.

Además, desde estas líneas, animo a la gente a realizar la romería andando. En menos de una hora, con un ritmo relajado, parando a descansar en la fuente Espadas o a la sombra de algún quejigo, se salva el desnivel que hay hasta la ermita. En esta ocasión solo fuimos 5 caminantes, pero aunque me quede solo, mi intención es subir todos los años caminando. Jacinto y su mujer, que subían andando por primera vez, no se arrepintieron: Fuimos escuchando las anécdotas que nos contaba el Padre Francisco de su viaje al Mediterráneo Oriental. También supuso una anécdota, la corza que se detuvo delante nuestro, sorprendida cuando me acerqué a ver un árbol del que teníamos dudas de si se trataba de un acerollo.

Tras la misa, en la que Francisco nos explicó sucintamente la iconografía del retablo y el motivo por el que San Cristóbal aparece representado cruzando un río con un niño al hombro, bajamos al bar de Calcena a devolver la llave de la ermita. Allí comprobé que Francisco había pasado muchas horas en el seminario jugando al futbolín dado que me ganó ambas partidas que jugamos.

Ya en el río, la afluencia de personas era superior, estando alrededor de 70 comensales, que por 5 € degustamos un delicioso rancho. Vicente, que acaba de llegar de Buñuel, se sentó con Edurne en nuestra mesa, pero poco les pude acompañar porque me subí pronto a estudiar. Las obligaciones mandaban y mi tarde transcurrió entre apuntes sobre economía y sociedad Iberoamericana, vaya contraste.

Por la noche me llamó mi padre: “Anda, vete sacando las cestas con galletas y el moscatel y prepara una mesa en la replazeta, que ya ha comenzado la Ronda”. Efectivamente, al poco comencé a oír el sonido de las guitarras por las estrechas callejas, dejé los apuntes y dije: me uno a la fiesta. Y es que como ya contara, la ronda de Purujosa conserva ese sabor añejo, de participación colectiva y espontánea, que en esta ocasión se prolongó hasta las 2 de la mañana, terminando en casa del Alcalde cantando rancheras. Además, no solo los joteros y la rondalla que vienen son buenos, que lo son, sino que en el pueblo tenemos buenos cantadores, como Lucio o Vicente, que contribuyen a que cada año se produzcan picadillos, suenen jotas nuevas y otras viejas recuperadas. Siempre recordaré hace años cuando debajo del balcón de casa se cantó aquella jota que empieza: Cuando por aquí pasé, Castillo estabas caído.

Posteriormente, la noche fue pasando al ritmo de la discomóvil, hasta que a las 5 de la mañana, unos valientes se atrevieron a ir hasta el molino, cargarse con un chopo al hombro y subirlo hasta la plaza para plantar el Mayo. A esa hora me recogí, dando por mi parte finalizadas las fiestas. El domingo me contó mi padre que tanto la misa como la comida discurrieron con alegría, amenizada por la Charanga, pero yo ya no salí: Los problemas de la distribución de la propiedad agraria iberoamericana me esperaban, en forma de apuntes.