El anterior fin de semana fue fantástico. El domingo por la mañana desde el balcón pudimos observar el vuelo de un alimoche (especie aquí denominada “milopa”) que se dirigía hacia las paredes del barranco de los Rincones. Su llegada desde África anuncia la llegada de la primavera. Mientras observábamos el horizonte, el característico chillido del águila hizo que nuestra vista se alzara al cielo donde la rapaz vigilaba el valle en busca de presas.
Enseguida cogí el bastón, la mochila y bajé al río. Me estaban esperando mis compañeros del
Club de Montaña Rodanas de Épila. El plan no podía ser mejor; una multiactividad que incluía senderismo por Valcongosto, la vía férrata Hypocrática de las Peñas del Cabo y espeleología en la Cueva Honda de Calcena. 3 en 1.
El paseo por los estrechos de Valcongosto, con sus altivas paredes, les maravilló a pesar de que la sequía hace que por buena parte del cañón calizo no llegue el agua. De tal agrado fue la excursión que acordamos una futura visita a la Cueva Liendres para recorrer el barranco en su totalidad.
Sin embargo, nos íbamos a encontrar con una sorpresa desagradable: Por el barranco de Cuartún ascendían unos motoristas. Les advertí de que estaban en un Parque Natural y que estaba prohibido el acceso de vehículos motorizados sin autorización por lo que me disponía a llamar a los forestales para dar aviso. Finalmente no les cogieron. No entiendo porque habiendo tantas pistas fuera del Parque tienen que adentrarse por estos barrancos destrozando los senderos. Para quitarnos el mal sabor de boca, paramos en la replaceta de mi casa donde invité al grupo a un refrigerio antes de bajar a Calcena.
Las peñas del Cabo estaban llenas de escaladores. En nuestro objetivo, la vía férrata hipocrática, había una cordada y otro grupo se dirigía a su base. Hicimos tiempo en la fuente Ujosa (también seca) poniéndonos los arneses, casco y fuimos a la pared. He de decir que es mi primera vía férrata y me pareció fácil. No hay ningún tramo de clavijas sino que son grapas puestas cada poco tiempo por lo que la progresión es sencilla a pesar de que hay un breve tramo completamente vertical. Las vistas sobre Calcena y el resto de paredes son espectaculares y el sendero de descenso tampoco desmerece, a través de bojes de gran porte.
Después remontamos el cañón por la carretera y tomamos la senda que lleva hasta la boca de la Cueva Honda protegida por un murete para guardar el ganado de tiempos pasados. Esta cueva tiene una de las mayores colonias de quirópteros estivales de Aragón por lo que su visita está regulada, estando prohibido su acceso entre abril y agosto. Disfrutamos de sus distintas salas y rincones hasta que llegamos a la sala de los murciélagos donde detuvimos nuestra progresión dado que no habíamos traído cuerda para descender el resalte.
Mis amigos se bajaron hacia tierra llana y yo me volví a lo profundo de la montaña, contento de que estos parajes que tanto me maravillan, maravillen también a quien los descubre.
Más fotografías en el álbum:
Valcongosto/Vía Férrata / Cueva Honda