Desde hace tiempo venimos debatiendo en este blog, en distintos foros de internet o en las propias calles de las localidades moncainas el deterioro de ciertos senderos del Parque Natural del Moncayo, fruto del paulatino abandono de los pueblos de su entorno y la consecuente reducción de caminantes por sus montes. Uno de los ejemplos prototípicos era el sendero que recorría el barranco de Valcongosto hasta la Cueva Liendres, ubicada en su cabecera. Últimamente tan solo se podía recorrer con garantías el cañón calizo, dentro del itinerario circular que enlaza con Purujosa a través del barranco de Hoya Barrán - Collado Sancho y Barranco de Cuartún (ver aquí). El sendero de la parte superior de Valcongosto poco a poco se iba perdiendo en la maleza.
Hace unos meses un voluntario anónimo ya intervino en la falta de señalización de uno de los itinerarios más visitados de la cara oculta del Moncayo, colocando junto a la carretera un cartel que señala que ese es el inicio de Valcongosto. Sin embargo, ahora, desde el propio Parque Natural del Moncayo se ha efectuado la limpieza del tramo superior de Valcongosto. El sendero está en perfectas condiciones para ser transitado, se ha eliminado en gran medida el riesgo de perdida en aquellas zonas que estaban más abandonadas y comidas por la vegetación.
Igual que en ocasiones hemos sido críticos con el Parque, también es justo reconocer sus méritos y en este caso hay que agradecer que se haya respondido a una solicitud largo tiempo demandada por los vecinos. Del mismo modo, hacemos extensible esta felicitación al trabajo de toda la brigada en general y a Eduardo Jaca en particular, mallenero que reside en Purujosa al estar trabajando para el Parque. Ejemplo pragmático de como el Parque Natural puede ser un activo económico y un medio de establecer población en los pueblos de su entorno.
El regreso desde Cueva Liendres lo realizamos por la ruta normal del GR-90, pasando junto a la fuente del Col donde estaba sesteando el ganado y después, en la Cueva de Cuartún, nos encontramos con un taiwanés que por increíble que parezca, también está residiendo en Purujosa. Es uno de los integrantes del campo de trabajo que ha iniciado el desescombro para restaurar una vivienda en ruinas de la localidad. Otra iniciativa que demuestra las potencialidades del patrimonio rural moncaino, que sin duda debemos aplaudir y desear que llegue a buen puerto.