Nuestro amigo Andrés ha tenido un encuentro espectacular con el esquivo señor de los riscos y barrancos: La cabra montés. Junto al testimonio gráfico, comparte con nosotros el relato de su safari fotográfico moncaino:
Hace dos meses subí al corral que hay junto a la carretera en la peña entre Valcongosto y barranco de la Virgen. Cagarrutas muy sospechosas.
Ayer dejo el coche donde una peña se corta en dos junto al Isuela y me armo hasta los dientes para un safari fotográfico. Al doblar la peña todos mis planes se van a tomar viento porque tengo que esconderme como un cabrón a montar el tele de 200. El muy cabrón me desafiaba desde arriba a un duelo fotográfico. Con mucho temor a que salieran hacia Valcongosto voy disparando al macho, a la hembra, a los cabritos y me cago en mi suerte pidiendo un teleobjetivo de altas prestaciones que no poseo. Llamo a Joaquín y ni se lo cree (...) en el albergue si no enseño fotos, ni de coña.
Vuelvo luego solo con un plan pero nadie da un duro por mi. Subo la peña por un escarpe con intención de sorprender a la familia desde arriba con el teleobjetivo. En el último repecho se me cruza a diez metros el macho sin tiempo a cambiar de objetivo ni a usar la compacta ni el móvil. Cuando llego arriba lo veo abajo en Valcongosto mirándome como diciendo: "¿¿¡¡Qué te habías creído!!??" Bajo rodeando hasta el corral preguntándome por el resto de la familia. Cuando llego al coche hago pruebas de luz con la cámara y allí estaban; bajo el camino de la Virgen la madre y tres chotos. Dos malas fotos y un cabreo monumental. Me pongo mientras anochece en el puente de la Virgen mientras veo cómo bajan al barranco dios sabe cómo sin ostiarse y suben por donde había estado hace no mucho rato