Estos días se inicia el rodaje de la adaptación cinematográfica de la famosa novela de Miguel Mena, Bendita Calamidad, que como muchos ya sabrán tiene por escenario los distintos pueblos que rodean el Moncayo. Otro día referiré al proyecto del director Gaizka Urrestu, ganador de un Goya y de este libro que tan buenos recuerdos me trae. Sin embargo, hoy quisiera citar dos obras mucho más modesta y desconocidas pero que también tiene por marco Purujosa.
La primera de ellas es el libro de Benito Sebastián "Dos para Javier" donde se incluye la obra de teatro que a nosotros nos interesa: El espíritu del Moncayo. El autor es natural de Bardallur donde tuvo por maestro en los años 50 a D. José María Viu, que previamente había sido maestro en Calcena y se casaría con Doña Valentina, natural de Purujosa. En reconocimiento a ellos dos, el protagonista de su obra, Francho, es un pastor natural de Calcena que entabla amistad en la cima del Moncayo con D. Alfonso, un enigmático personaje que a la postre resultará ser el espíritu del monarca aragonés Alfonso el Batallador. Así mientras el primero le relata su romance con la hija del molinero de Purujosa, el segundo le descubrirá la historia del naciente Reino de Aragón en la alta Edad Media. Así, el relato viaja desde la batalla de Cutanda en el siglo XI al supuesto incedio en Valcongosto que al final resulta ser una falsa alarma, del Romance del mio Cid a jotas populares tales como: Cabecido del Moncayo / Tu sabes cuanto te quiero / pero por querer quiero aun más / a la hija del molinero.
El segundo libro a reseñar es Adiós familia, de Carlos Miranda y Franco de Cortillas, algunos de cuyos antepasados descienden de Purujosa. Se trata de una novela costumbrista ambientada en el siglo XIX moncaino, relato generacional que parte de una humilde familia de Purujosa donde uno de sus miembros emigra a Tarazona en busca de provenir. Así, en el texto se recoge las duras condiciones de vida moncainas, como una nevada en Beratón, las festividades como la romería de la Virgen de Constatín o los vínculos entre pueblos moncainos como el hecho de que uno de los protagonistas festeje con una talamantina y tenga que cruzar las Peñas de Herrera para ver a su amada. De la misma manera y de modo premonitorio, se recoge el drama de la emigración que tanto iba a sufrir Purujosa: "aquí cada vez quedamos menos, unos se mueren y otros se van a la ciudad".
En definitiva, dos obras que se ambientan en Purujosa y el Moncayo, de dos autores vinculados de uno u otro modo con esta tierra y que quisieron entregar al pueblo sendas obras dedicadas con cariño, con el mismo que hemos leído sus palabras.