Este mes de septiembre ha empezado con fuerzas en el nido de
águilas moncaino. Si hoy nos preparamos para dar inicio las fiestas en honor a
San Ramón, el fin de semana pasado tenía lugar en Purujosa el XI Encuentro de
mujeres de la comarca del Aranda.
A las 10 de la mañana estaba en el albergue. Tomás me invitó
a desayunar. Hacía días que no coincidíamos y me contó sus peripecias por el
barranco de Valdeplata, sus problemas de riego en el huerto, etc. También me
alegré de ver a Miguel Ángel dado que sus obligaciones familiares lo tienen
recluido en la ciudad condal. Pronto empezaron a llegar los autobuses. Para mí era
una ocasión especial porque a mi condición de vecino, había que sumar mi
profesión de guía en la comarca. Iba a ser todo un privilegio, y a la vez una
responsabilidad, mostrar los encantos que tanto me enamoran de Purujosa a las
200 visitantes que teníamos. Por suerte, mi compañera Dori, con su veteranía en
estas lides, iba a estar apoyándome en todo momento. De este modo, maestra y
aprendiz enchufaron sus micrófonos y comenzaron la visita guiada por las calles
de Purujosa.
Junto al Ayuntamiento se había preparado un vermut y allí ubicamos
geográficamente el municipio, sus características naturales, las anécdotas en
torno al semáforo, las fiestas que se celebran, etc. Algunos elementos nos
ayudaron a complementar la explicación. Por un lado, el Mayo cortado nos sirvió
para remarcar el hecho de que la tradición de pingar el Mayo todavía pervive en
el pueblo. A su vez, nos acompañaron en la visita la familia francesa
aficionada a la ornitología que periódicamente visitan nuestro pueblo. Fueron
ellos quienes nos dijeron “si alzamos la mirada, veremos volando hacia el sur
una bandada de grullas”. En sus días de vacaciones habían fotografiado águilas reales,
ratoneros, alimoches, etc.
En la Iglesia explicamos brevemente los orígenes de la
localidad, desde el documento de donación al monasterio de Veruela en 1177, a
la permuta con Bulbuente en 1247, lo que le llevo de nuevo a ser patrimonio
regio hasta su adhesión al patrimonio de los Luna. También sintetizamos los
elementos artísticos de la Iglesia, destacando el retablo mayor de 1650. Jesús y Esther agradecieron la visita a
las mujeres a ritmo de jota. Una mujer de Mesones también se animó a cantar. No obstante, la representación más numerosa con diferencia era la de mujeres de Calcena. El Padre Francisco no pudo estar presente pero desde Calcena subió Nicolás Sebastían para realizar los oficios religiosos.
Tras la misa continuamos la visita por la calle castillo
(señalando la antigua ubicación del torreón defensivo) y la calle colladillo
donde se había preparado otro tentempié. A continuación bajamos a la ermita
donde explicamos tanto la leyenda del Emperador Constantino como las antiquísimas
referencias documentales del siglo XII. Regalamos un díptico explicativo sobre
la restauración de la talla románica y de nuevo Esther, ahora acompañada por
nuestro amigo Vicente de Aranda, cantaron los gozos a la Virgen, grandísima muestra
del folklore musical de nuestra comarca.
Las mujeres, al ritmo que marcaba la charanga, bajaron
a comer al merendero del río. Yo comí en el albergue junto a Miguel Ángel de
Jarque (presidente de la comarca) y los amigos de protección civil y de la Cruz
Roja. Durante la comida nos enmudecimos oyendo el relato de Mariano, alcalde de
Calcena, sobre el terrible incendio q asoló hace unas semanas Valdeplata y La
Tonda y que él vio en primera línea.
Me contaron que tras los cafés siguió la fiesta en el
albergue. Los vecinos del pueblo, como es norma los días de alegría, cantaron muchas
jotas, las mismas que cantaremos esta noche de nuevo.
Quisiera agradecer a Fernando Ruiz, amigo de Calcena,
por cedernos las fotografías que acompañan esta crónica.