Este año no puede estar en las fiestas de la Virgen de Constantín. Compromisos laborales en Monzón y las oposiciones me impidieron acudir a la cita purjosana. Al menos me quedan las fotografías que tomó mi padre para imaginar lo bien que lo pasaron.
Mañana volveré a la Cara Oculta del Moncayo a pasar unos días de descanso y el Mayo me recibirá al llegar a la plaza y con una sonrisa recordaré las otras veces que ayudé a pingarlo.
Pensando ya en San Ramón para quitarnos la espinita clavada.