Hace unas semanas, con motivo de la interesante entrada de Roberto, gestor de la compañía de deportes de aventura moncaina "Guías Cara Oculta", titulada Purujosa y sus secretos (que os invito a leer) surgió un interesante debate.
Según podemos leer en la entrada de Roberto: "a lo lejos divisamos en lo alto, frente a nosotros, un muro de ensueño (...) lo bautizamos como "la ola" aunque su nombre real, o mejor dicho, la de la formación rocosa donde se encuentra esta maravilla de caliza desplomada es la Muela de Barrevinosos (...) comentamos que sería un posible sector a equipar en el futuro y que seguro atraería la atención de los mejores escaladores a nivel mundial: roca de calidad, grandes desplomes, itinerarios largos, cómodo acceso y buen pie de vía ¿fantasía o realidad? Esperemos que pronto realidad" .
En el grupo de whatsapp "Purujosa resiste" de los vecinos del pueblo, Pedro señaló acertadamente que según el Plan Rector del Moncayo, la escalada en el Parque Natural está prohibida con excepción de dos zonas: El Cucharón (en la cara norte) y el barranco la Virgen (en la cara sur), en concreto, tal como dice la normativa: "De la confluencia con el Barranco de Cuartún hasta su desembocadura en el Isuela".
Entonces, hice un ejercicio de geografía comparada para demostrar la situación de injusticia a la hora de fomentar los deportes de montaña que tenemos los pueblos del Parque Natural del Moncayo. Cito mi argumentación: "Es evidente que existe un agravio comparativo en nuestra zona. Ordesa tiene una categoría de protección muy superior (Parque Nacional y Reserva de la Biosfera) y sin embargo tiene infinidad de zonas de escalada (desde el Tozal del Mallo a la pared del Gallinero, por ejemplo). En el Parque Nacional de Ordesa existen cuevas turísticas (Oso cavernario de Tella, por ejemplo) mientras que aquí en teoría está prohibido el acceso a las cavidades.
Desde el Parque nunca han querido compatibilizar los usos de parque (protección y ocio) porque no ven que los humanos (homo sapiens moncayensis) son la especie en mayor peligro de extinción del Parque Natural. No solo les da igual sino que prefieren que los pueblos se despueblen. A los hechos (prohibicionistas) me remito.
Por otro lado, los propios pueblos de parque tampoco han sabido reivindicar sus derechos de uso porque en muchos casos son ellos mismos los que no entienden el turismo o los deportes de aventura como una tabla de salvación de sus localidades sino como un peligro de competencia foránea para sus intereses."
Creo que entre prohibir todo y permitir todo existen posturas intermedias. A diferencia de Roberto, no estoy a favor de abrir las cadenas del Parque Natural para facilitar un "cómodo acceso (...) a cualquier vehículo" (aunque recordemos que al cañón de Ordesa entra un autobús cada media hora que genera 600.000 visitantes cada año). Si hay que portear, se portea. Si hay que pedir permisos, se piden. No estoy a favor de esa masificación que ha llevado a Ordesa a morir de éxito. Lo entiendo. Pero es factible compatibilizar la conservación de la fauna y el uso de los recursos, siempre que haya una regulación y control de accesos.
Por ello, si hay escaladores que quieren escalar una pared tan lisa y extraplomada que no tiene anidamientos, si esos escaladores iban a generar recursos económicos en el territorio, si esa generación de riqueza iba a mejorar la percepción social del Parque Natural por parte de sus pueblos ¿Por que no se reunen las partes interesadas y llegan a acuerdos? Porque es más fácil prohibir. Muerto el perro, acabada la rabia. Pero el perro son los pueblos y sin pueblos no hay ni colmenas, ni huertas, ni prados, ni dehesas. Sin sus pueblos, no hay Moncayo. Que tomen nota en los despachos.