Hace una semana
estábamos en plena celebración de las fiestas de la Virgen de Constantín. El
viernes, Jacinto, Ana y Antonio se habían encargado de engalanar el pueblo con
la puesta de banderines. A la mañana siguiente, subimos en Romería a la ermita
de San Cristóbal. La andada fue un éxito con una participación de 8 caminantes,
doblando la cifra del año anterior.
Aurelio animaba la ascensión con sus
rancheras, Andrés nos contaba los secretos de las flores y José Luis cerraba el
grupo mientras un águila culebrera vigilaba a romeros. En cambio, una vez en la
ermita, comprobamos que este año habían acudido menos personas en vehículo.
Tras la homilía, unas pastas con
moscatel nos dieron fuerza para el regreso.
Mientras, en el río
otros amigos se encargaban de elaborar un exquisito rancho que degustamos
acompañados por el sonido del Isuela donde las truchas jugaban con la corriente
a la sombra de los chopos.
Y hablando de chopos,
este año se decidió plantar el mayo de nuevo por la tarde ante la menor asistencia
de vecinos para las fiestas y la posibilidad de que por la noche no hubiera
suficiente gente. La idea resultó acertada. Hubo una mayor coordinación al
desalojar la plaza de vehículos para evitar posibles incidentes, preparar con
antelación suficientes cuñas para calzar el Mayo, así como un par de sogas para
tirar desde el tejado del Ayuntamiento y una escalera que ayudó a pingarlo.
Luego la ronda de
jotas, donde la alegría de la abuela en el balcón llenaba de emoción a sus nietos. Lucio de nuevo entonó la bella jota de las águilas del Moncayo y Joaquín se guardó hasta el final una jota de humor absurdo del cancionero de su paisano y tocayo de Lumpiaque Joaquín Yus:
Es mi casa tan pequeña
Que cada vez que entra el Sol
como los dos no cabemos
me tengo que salir yo.
La temperatura bochornosa que anticipaba la tronada que a las
cuatro de la mañana obligó a dar por concluida la discomóvil.
Luego el domingo, día grande, con procesión y misa en la ermita de Nuestra Señora de Constantín, posterior comida en el río y sobremesa acompañados por la charanga. Y ahora, a esperar la siguiente festividad.