España vive la peor ola de calor de su historia. Los negacionistas del cambio climático (Trump, VOX, compañías petroleras y demás) cada vez lo tienen más difícil para seguir defendiendo una contaminación y consumo descontrolado. Europa vive las consecuencias con una terrible ola de incendios que está calcinando media España, incluido Aragón. El devastador incendio en el vecino y precioso valle del Manubles llena de humo y dolor nuestra sierra.
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El humo desde Beratón. Fotografía: Rosa María Crespo.
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Sin embargo, junto al cambio climático hay otros responsables. Como bien señalaba Adolfo Barrena (ex coordinador de IU-Aragón, con el que precisamente, casualidades de la vida, hace muchos años junto a Mariano compartimos viaje de Purujosa a Borobia para manifestarnos contra la mina de Borobia) el fuego fue originado por la empresa de reforestación "Land Life". Esta empresa se dedica al "greenwashig" (lavado verde) es decir, grandes empresas contaminantes contratan a "land life" reforestaciones para que ésta les emita certificados de sostenibilidad ambiental porque aunque emiten el mismo CO2 a la atmosfera restan de la ecuación el CO2 que absorben los árboles que plantan.
El caso de Ateca es un ejemplo de desproposito porque dichos árboles plantados en pleno agosto no iban a agarrar en la tierra reseca. Su sensibilidad ambiental es nula y solo les interesa el negocio y lavar su imagen, certificar que plantan árboles aunque dichas plantaciones se sequen meses después. Iban a plantar 200 Ha y han calcinado 14.000 Ha, viviendas incluidas. 5 pueblos desalojados. ¿Hasta cuando va a permitir el Gobierno prácticas forestales en verano con riesgo de incendios extremo? ¿Todo vale para el capitalismo aunque se ponga en riesgo poblaciones enteras?
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Las llamas entran en el enriscado pueblo de Moros.
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Pero el colmo del desproposito es que algunas voces (alentadas precisamente por los negacionistas del cambio climático) están culpando del incendio a los ecologistas. Culpabilizando a las victimas, ¿os suena? Para replicar, hago mío el sarcasmo y la ironía de David Barriada: "Claro, fuimos nostros los que sustituimos bosques autóctonos por plantaciones de pinos. Los que diezmamos herbívoros. Los que apostamos por la ganadería intensiva. Los que rechazamos contratar más bomberos. Somos nosotros los pirómanos que provocamos incendios deliberadamente para crear pastos o realizamos trabajos forestales con fines capitalistas en plena ola de calor. Y por supuesto, todo el mundo lleva décadas alertando sobre el cambio climático pero los que lo hemos negado siempre somos nosotros, los ecologistas."
Por último, aún siendo serios defensores de la ganadería extensiva y de los ecosistemas adhesados y pastizales históricos, estos días también sale la clásica generalización: "antes el monte estaba más limpio y había menos incendios". Ésta es una verdad parcial. La realidad es tozuda y los datos del ministerio (no sacados a boli en la servilleta del bar) son demoledores: Los viente años que abarcan las décadas de los años 80 y 90 tuvieron muchos más incendios que los veinte años del presente siglo a pesar del notable incremento de la masa forestal.
Por eso, frente a la desinformación, datos. Frente al discurso populista del político, la información del científico. Porque con medias verdades, ese político que vive en un residencial de lujo en la ciudad, que retira cuadrillas forestales, que niega el cambio climático y que permite trabajos forestales en verano por interés capitalista, logrará que pienses que el culpable no es él, sino el ecologista que lleva tiempo denunciando esta situación.