La noche amenazaba lluvia y las nubes velaban los astros. Pero de madrugada un halo blanquecino tiñó el cielo. Poco a poco las estrellas se abrían paso en el firmamento y los fotógrafos instalaban sus trípodes al tiempo que calculaban el tiempo de obturación y otras variables. Unas linternas se veían en lo alto del cabezo cuando Purujosa quedó a oscuras, solo iluminada por el fulgor de la vía láctea.
El curso de fotografía nocturna, impartido magistralmente por un experto de talla nacional como Martín Zalba, tuvo un notable éxito de participación y se desarrolló con un gran interés por parte de los fotógrafos asistentes, que provenían de distintos puntos del país (Valencia, Madrid, La Rioja, País Vasco, Navarra, etc.) Sin duda, una manera fantástica de promocionar este maravilloso rincón moncaino que dejó maravillado a todos, incluso para los que lo descubrimos desde una nueva óptica: mirando a las estrellas. Sintiéndonos tan pequeños en la inmensidad del Universo.
Igualmente, no podríamos obviar el voluntarismo desinteresado de Goyo Hueso, promotor de esta y otras iniciativas para este pueblo que tanto le aprecia. Goyo, lo mismo orienta a los amigos del pueblo que se están iniciando en la fotografía, que colabora con unas migas populares o un chocolate caliente que planea una proyección para los vecinos, logrando así la integración y confraternización de fotógrafos y residentes, en un magnifico fin de semana que conjugó la formación técnica (con talleres, charlas y trabajo de campo fotográfico) con la diversión popular de la que todos disfrutamos y todos salimos felices.
Sin duda, unos día para el recuerdo de un curso de altísimo nivel que ojala tenga continuidad.