Vivencias y pensamientos sobre la ruralidad y la vida en el campo desde Purujosa pueblo casi deshabitado a la sombra del Moncayo.

lunes, 29 de marzo de 2010

Espeleo en Purujosa II: Cueva Liendres

Mi idea no era esta. En un principio tenía planeado hacer una ruta circular: Ascender por Valcongosto, ir a las Peñas de Herrera y volver por la Plana Valdeascones al barranco de los Rincones. Mi plan tendrá que esperar porque una joya, en forma de cavidad subterránea, se cruzó en mi camino. Hace dos o tres veranos había estado en esta cueva pero ya me lo advirtió mi padre: “Tienes que ir en invierno y verás lo distinta que es”. Tenía razón, la alegría de una cueva está tanto en sus formaciones como en su actividad, cambia de la noche al día si está seca o si gotea agua por todos los sitios. El sonido de las goteras, las pequeñas balsas de agua, los hilitos que caen de algunas estalactitas, esa es la esencia de la espeleología.

Cierto es que no solo la cueva me retrasó en mis intenciones, el hecho de que el sendero que asciende desde Valcongosto esté prácticamente perdido y me entretuviera en colocar mojones y limpiar zarzas con mi bastón contribuyeron en incrementar el retraso. Es una pena que desde la gerencia del Parque Natural dejen en el olvido el que es, sin duda, uno de los itinerarios más impresionantes del Parque.

La cueva fue aprovechada por los pastores de Purujosa para encerrar el ganado que pastaba por estas sierras. De ahí que los 19 metros de anchura de la boca de entrada estén protegidos por un largo muro de piedra. Junto al mismo, un impresionante saúco, uno de los árboles monumentales de la región, daba sombra a los pastores. En el interior, diversas estancias separadas por muretes servían para agrupar los cientos de ovejas que entraban en el redil. Detrás se levanta un gran caos de bloques derruidos del techo que ocupan gran parte de la gigantesca sala de esta cueva (30x50). Con esta visión inicial nadie imaginaría los bonitos y sugerentes rincones que encierra la cavidad. En su lado Oeste, ascendiendo a través de resbaladizos bloques, algunas pequeñas coladas y banderas. En la parte terminal, la bonita galería Norte con su formación más espectacular “El Cristo” una colada que esconde a sus espaldas unos pequeños gours con agua y colecciones de finas estalactitas. Finalmente, en el muro Este encontramos la “Cascada de Gours”, sucesión de pequeñas balsetas escalonadas que concluyen en dos gours de dimensiones mayores. Lamentablemente, muchos de ellos están colapsados de guano y excrementos del ganado y otros están muy fosilizados.


En cambio, en otros rincones de la cueva encontramos gran actividad como demuestra el hecho de que sobre los bloques derruidos se estén formando estalagmitas con gran profusión. Hasta pequeñas perlas de las cavernas encontramos en esta corta pero intensa visita, donde apenas vimos 5 murciélagos en su galería final.

De nuevo en la boca, nuestra vista se pierde en el fondo del barranco de Valcongosto. La amplia boca y sala de la cueva, junto a su orientación sur y su posición dominante sobre un valle nos hacen pensar que en tiempos prehistóricos estaría ocupada por nuestros antepasados.

Una descripción más técnica de la cavidad, con posibilidad de descargar fotografías en: Cueva Liendres – Pirineos3000

2 comentarios:

  1. Muy buena descripción. Pues tiene buena pinta la cueva, lástima que sea tan pequeña.
    Saludos

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