Vivencias y pensamientos sobre la ruralidad y la vida en el campo desde Purujosa pueblo casi deshabitado a la sombra del Moncayo.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Reportaje despoblación: Tierras de Trapalanda

Hace años, en una noche de invierno al calor del hogar de Purujosa, leí el relato de la tradición oral casi olvidada que supone el fantástico libro de Enrique Satué El Pirineo contado (1995). En sus paginas aprendí este romance de un pueblo de la Guarguera: “Artosilla grande villa, cinco casas, tres caídas, y dos que quedan reñidas”.

Esta copla nos remite a la antigüedad del proceso de despoblación en esa aislada región prepirenaica. Proceso común a muchas regiones de montaña, como el alto Isuela. No hace falta sino pasear por las calles de Purujosa donde las casas rehabilitadas compiten con ruinas, ventanas que se voltean en la noche y tejados vencidos tras soportar muchas nevadas. Sin embargo, en aquellas montañas, la despoblación alcanzó unas dimensiones tales que llevó al abandono de todo el valle del río Guarga.

No obstante, la región pasó de ser pionera en la despoblación a ser, años después, una pionera en los procesos de repoblación con neorrurales descontentos con el modelo de vida de la gran ciudad. Este proceso de reocupación rural de la Guarguera es el que se narra en el reportaje de Crónicas de la 2: Tierras de Trapalanda. Quien les iba a decir a esos ancianos que veían a Artosilla un futuro tan negro que todavía iban a quedar casas en pie con chimeneas exhalando humo, que no es sino signo de vida en su interior.
El reportaje nos muestra las opciones que existen de reconvertir regiones desfavorecidas de montaña, despobladas y carentes de servicios, en un lugar para vivir. También se muestran los problemas a los que se enfrentan los que deciden establecer allí su residencia, que, evidentemente, son numerosos. De hecho, muchos que lo intentan terminan abandonando el proyecto de vida en el campo. Personalmente, el reportaje me agradó mucho. Generalmente esta temática se aborda desde la sugerente óptica del abandono y de la magia que transmiten los pueblos abandonados. Aquí tenemos la otra cara de la moneda, pueblos que son recuperados por personas que decidieron establecer allí su hogar dado que entendían que la montaña les daba una mayor calidad de vida.

El reportaje se puede ver aquí: Crónicas de la 2: Tierras de Trapalanda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario