Tras
desayunar en el albergue, nos subimos al coche oficial de Purujosa y
emprendimos nuestro viaje valle arriba. La expedición de Purjosanos a la VI Quedada
Senderista organizada por la Asociación Sierra del Moncayo la componíamos
Vicente, Mariano, mi padre y yo. Era una excelente oportunidad de conocer la
cercana pero desconocida Ágreda, la histórica “capital soriana” del Moncayo,
barbacana de Castilla en la raya con Aragón.
Al
llegar a Beratón la niebla jugueteaba entre los últimos ventisqueros de las
cunetas pero en la ciudad de las tres culturas lucía el sol. Compramos el pan
para el almuerzo y nos congregamos junto al numeroso grupo de 95 andarines
llegados de los 4 rincones del Moncayo. Saludamos a David y Pilar, Rocío y
Manuel, a algún conocido de Calcena, amigos que hicimos en la Quedada de
Purujosa-Valcongosto (ver AQUÍ) y también a Andrés de Tarazona, con el que
compartimos buena parte de la caminata.
Partimos
desde el Ayuntamiento renacentista, con impresionante arcada-galería de
capiteles jónicos, pasamos junto a la antigua sinagoga judía y bajo el
monumental arco de Felipe II entramos en la vieja morería, donde admiramos el
Torreón de la Muela, testimonio del castillo-alcazaba y las dos puertas árabes
de arco de herradura junto a algunos lienzos de las murallas de la villa.
Posteriormente
realizamos dos breves itinerarios senderistas: La ruta de los Molinos,
bordeando los escarpes de la Muela junto al río Queiles y la subida junto a las
huertas árabes hasta el mirador de la carretera Vozmediano. Nos guarecimos del
frío aire que bajaba de las nevadas cumbres del Moncayo y Mariano sacó el
almuerzo. Degustamos un exquisito queso junto a un buen vino que templaba el
cuerpo, mientras Andrés nos comentaba los últimos descubrimientos en la
catedral de Tarazona, otra de nuestras visitas pendientes.
Retomamos
el callejear urbano en el convento de la Concepción (S. XVII) donde se
encuentran los restos de Sor María de Ágreda, monja mística consejera de Felipe
IV a la que se le atribuyen distintos milagros como la incorrupción de su cuerpo.
Tras un simulacro de encarcelamiento de Vicente, aprovechando la rejería del
pórtico, llegamos a la Iglesia de San Miguel, con torre románica, junto a los
restos casi hundidos de la alhóndiga, silo para el grano con lonja porticada.
Pasamos
después por una calle con algunos palacios góticos, donde destacaba la portada
con arco conopial del convento de las Agustinas, y desembocamos en el torreón
del Tirador, flanqueado por la puerta de Almazán, que cerraba el barrio de San
Miguel y la puerta de Santiago, entrada al barrio de Nª Sª de la Peña. Terminamos la jornada en el Palacio de los
Castejones (S. XVII) de estilo renacentista herreriano, con portada clasicista
de sobria monumentalidad, patio central y bellos jardines que invitan a la
meditación.
Mientras
regresábamos al valle del Isuela comentábamos nuestro personal descubrimiento:
Muchas veces habíamos pasado por Ágreda, pero nunca nos habíamos parado a
admirar los tesoros escondidos tras sus murallas. Además, si estos tesoros te
los muestran guías conocedoras del lugar, comprendemos mucho mejor la historia
que hay detrás de los mismos. Una
excelente excursión dominical, gracias a la iniciativa de David, Rocio, Pilar,
etc. que están decididos a dar a conocer todos los encantos que posee el
Moncayo en todas sus vertientes.
Otra crónica de la excursión, con numerosas fotografías: AQUÍ
gracias ramiro,,,por difundir lo mucho que tiene esta sierra del moncayo...
ResponderEliminarnos veremos por el camino