Vivencias y pensamientos sobre la ruralidad y la vida en el campo desde Purujosa pueblo casi deshabitado a la sombra del Moncayo.

martes, 1 de marzo de 2016

Ya no nieva como antes. Artículo de Beratón en "El Día de Soria"

Si, acabamos de dejar atrás un temporal, pero la primera nevada de consideración del invierno, ha llegado casi en primavera. De ahí el título de esta entrada, en la que vamos a transcribir la entrevista a Inocencio Crespo, vecino de Beratón, que ha sido publicada en el periódico El día de Soria. Y para acompañar el reportaje, una fotografía del Moncayo tomada por su hermano Pepe ayer y una foto de una gran nevada en la carretera de. Allá vamos:

En todo el invierno en Beratón, el pueblo más alto de la provincia de Soria a 1.391 metros de altitud, solo se ha acumulado un palmo de nieve. Hasta el momento, y ya termina febrero, el blanco no está formando parte del paisaje invernal. En la cumbre sí, el Moncayo se ve a lo lejos con sus picos cubiertos pero en las faldas ya es otra cosa permanecen los tonos  marrones y verdes típicos de estos parajes de montaña.  Tierra y árboles. Pedregales y cielo. Lejos quedan aquellos tiempos en los que el pequeño pueblo quedaba hasta una semana incomunicado por la nieve acumulada en la carretera de acceso. Uno de sus vecinos Inocencio Crespo  recuerda que en ocasiones se quedaban sin luz  y por tanto, «claro sin televisión ni radio, sólo teníamos nieve». Era el día de Reyes de 1968, él era pequeño. La carretera estaba totalmente cubierta. «Cogió mi padre el camión y a una decena de hombres y se pusieron a quitar la nieve de la calzada hasta la Cueva. Así pudimos ir a Borobia para ver la Cabalgata».  La carretera que llega hasta Beratón la asfaltaron en 1975 es desde entonces cuando pasan los quitanieves, antes eran «los camineros de la Diputación los que la limpiaban a Bellota, con palas, un trabajo muy duro».
Inocencio y su hermano Pepe son de los pocos vecinos  de mediana edad que ya van quedando en Beratón, sobre todo en el crudo invierno. En el buen tiempo, como en casi todos los pueblos de la provincia se llena de veraneantes que marcharon a las ciudades en busca de trabajo.  
 Otro recuerdo de infancia  en los gélidos inviernos a las faldas del Moncayo, es una bola de tres metros de alta. «Estábamos en la escuela y cayó una nevada de las gordas. Salimos todos los críos y empezamos a rodar una bola de nieve. Los hombres que estaban trabajando en la fragua salieron a ayudarnos. Era inmensa».  En los años 60 y principios de los 70 caían unos «nevazos tremendos, eras niño y la nieve te llegaba a la cintura». 
fechas clave. Las nevadas nunca han entendido ni respetado los meses en los que es más lógico que estén presentes,algunos años venían unas muy tardías. Inocencio Crespo fecha en el 6 de junio un temporal muy fuerte en la década de los 70; otro el día de San Isidro, en esa se acumuló un palmo; también el día de San José que «fuimos a hacer un tajón de leña, comenzó a nevar a las doce de la mañana y se pegó toda la santa tarde». 
 Anécdotas con nieve en el pueblo hay muchas como para escribir un libro. Sobre todo cuando llegaba andando Romualdo, el panadero de Ágreda,  pidiendo ayuda, que vinieran tres o cuatro hombres para traer el suministro porque la furgoneta se le había quedado atrapada en mitad de la carretera.  O en una ocasión que vino la Guardia Civil reclamando a los hombres del pueblo porque en el Moncayo se había estrellado una avioneta. Murieron todos los ocupantes. 
montañeros. En los últimos años, también ha sido frecuente encontrar a montañeros desorientados. Habían subido al Moncayo por la zona aragonesa y por el mal tiempo se habían perdido y aparecían en la vertiente soriana. El techo del Sistema Ibérico se ha caracterizado siempre por se muy traicionero con niebla.
Inocencio también recuerda aventuras en la carretera ya que desde el año 1989 vive en Ólvega y por motivos laborales se desplaza todos los días a su pueblo natal. «En ocasiones me he quedado tirado en la carretera, me he tenido que ir andando a Beratón durante una hora o más. Allí se quedaba el coche y luego volvía a por él al día siguiente para sacarlo con el tractor». 
A pesar de que no ha nevado como otros años. Los manantiales que brotan del Moncayo no están secos, ha sido un año muy lluvioso y el agua por el momento está asegurada para toda la comarca.

2 comentarios:

  1. Hola Ramiro.

    Mis abuelos que eran de Borobia, hace ya muchos años, que decían que ya no nebaba con antes, y por desgracia, salvo algún año esporádico, esto va a menos.

    Y no solo la nieve, también el agua, recuerdo cuando ibamos de pequeño a la dehesa de la Cueva de Agreda, en pleno verano todos los arroyos bajaban a reventar de agua, ahora escasamente lleva el principal.

    Cambio climático? ...

    Un saludo.

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  2. Toda la razón Eduardo. El cambio climático avanza. Tenemos que disfrutar de los glaciares pirenaicos pues nuestros hijos ya no conocerán nieves perpetuas en España.

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