El fin de semana pasado decidí subir por la zona del Aranda y no me arrepentí. Una vez superado Jarque y se toma el desvío a Oseja, el paisaje va cambiando progresivamente, nos adentramos en la Cara oculta del Moncayo. La carretera asciende mediante curvas hasta culminar en el Puerto de la Crucija, donde se obtiene una vista espectacular. Pero antes, en esta florida primavera, el viaje me dejó estampas imborrables.
El monte parecía una alfombra roja de Amapolas o Ababoles que contrastaba con el verde de la hierba fresca de las laderas. No pude resistirme a la tentación de parar el vehículo en la cuneta e intentar retratar esa estampa tan maravillosa. Aunque en vivo la escena era todavía más espectacular, la siguiente fotografía atestigua en parte los bellos rincones que podemos encontrar en nuestro deambular por las carreteras de esta cara oculta del Moncayo:

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