Esta semana pasada se ha celebrado en el Instituto Goya de Zaragoza el II Congreso de Historia de la Enseñanza de Aragón. Con la presencia de la consejera de Educación de la DGA, María Victoria Broto, y catedráticos de Universidad como Ignacio Peiró, Carlos Forcadell, Arturo Ansón o Agustín Ubieto, presentamos una comunicación sobre nuestro pueblo: La construcción de las escuelas de Purujosa (1926 – 1934). En ella, Alberto Aguilera y un servidor mostramos las conclusiones de nuestra revisión de las Actas de la Junta Local de Primera enseñanza del archivo municipal.
En el texto se recogen desde tomas de posesión de los maestros, la primera de ellas fechada en 1916, pasando por la ampliación del periodo vacacional de septiembre de 1928 dado “el excesivo calor existente, faenas agrícolas y las fiestas del pueblo”. Sin embargo, el eje central del artículo es el estudio del proceso de construcción de las escuelas: En 1926 se envió una instancia al Ministerio de Instrucción pública solicitando la construcción de una escuela “por ser entendido de la mayor urgencia y necesidad”. Ese mismo año el ayuntamiento recibió un pío legado de D. Francisco Sánchez, notario de Barcelona. La donación destinada “para material o mejoras de locales – escuelas” ascendía a 2.500 pts. Con este dinero se iniciaron las obras y se adquirió el material con el que se dotarían, que reproducimos en la siguiente fotografía:
No obstante, las obras sufrieron distintos retrasos. El pío legado no fue suficiente para abordar todos los gastos y en 1928 la Junta de 1ª enseñanza acordó “solicitar del Estado la subvención necesaria de 18.000 pts para la construcción de dos escuelas unitarias”. Con un crecimiento demográfico exponencial, pasando de 454 a 553 vecinos en la primera década del siglo, resulta evidente imaginar las precarias condiciones en la escolarización de los niños de Purujosa. Sería con la llegada de la II República, dentro de su proyecto de escolarización de la población, cuando las escuelas de Purujosa recibirían su impulso definitivo. Así, en el propio año 1931 se retomarían las obras y sabemos que en el año 1933 el ayuntamiento recibió una subvención de 1.100 pts al tiempo que se acogió al Decreto del Ministerio de Instrucción Pública de 5 de enero de 1933, relativo al auxilio del Estado para la construcción de edificios escolares con el fin de de solicitar una nueva ayuda que le permitiera acabar definitivamente las obras.
El caso particular de Purujosa nos permite ejemplificar las duras dificultades con las que se encontraba la infancia española en el primer tercio de siglo para acceder a la educación y como la II República intentó modificar esta injusta situación. Dentro de dos años, en el III Congreso de Historia de la Enseñanza, se publicarán las actas del presente congreso, donde podremos consultar la comunicación en su totalidad. De momento, adjunto un documento WORD con la presentación a la comunicación que leí está seman: Clicar AQUÍ.
En el texto se recogen desde tomas de posesión de los maestros, la primera de ellas fechada en 1916, pasando por la ampliación del periodo vacacional de septiembre de 1928 dado “el excesivo calor existente, faenas agrícolas y las fiestas del pueblo”. Sin embargo, el eje central del artículo es el estudio del proceso de construcción de las escuelas: En 1926 se envió una instancia al Ministerio de Instrucción pública solicitando la construcción de una escuela “por ser entendido de la mayor urgencia y necesidad”. Ese mismo año el ayuntamiento recibió un pío legado de D. Francisco Sánchez, notario de Barcelona. La donación destinada “para material o mejoras de locales – escuelas” ascendía a 2.500 pts. Con este dinero se iniciaron las obras y se adquirió el material con el que se dotarían, que reproducimos en la siguiente fotografía:
No obstante, las obras sufrieron distintos retrasos. El pío legado no fue suficiente para abordar todos los gastos y en 1928 la Junta de 1ª enseñanza acordó “solicitar del Estado la subvención necesaria de 18.000 pts para la construcción de dos escuelas unitarias”. Con un crecimiento demográfico exponencial, pasando de 454 a 553 vecinos en la primera década del siglo, resulta evidente imaginar las precarias condiciones en la escolarización de los niños de Purujosa. Sería con la llegada de la II República, dentro de su proyecto de escolarización de la población, cuando las escuelas de Purujosa recibirían su impulso definitivo. Así, en el propio año 1931 se retomarían las obras y sabemos que en el año 1933 el ayuntamiento recibió una subvención de 1.100 pts al tiempo que se acogió al Decreto del Ministerio de Instrucción Pública de 5 de enero de 1933, relativo al auxilio del Estado para la construcción de edificios escolares con el fin de de solicitar una nueva ayuda que le permitiera acabar definitivamente las obras.
El caso particular de Purujosa nos permite ejemplificar las duras dificultades con las que se encontraba la infancia española en el primer tercio de siglo para acceder a la educación y como la II República intentó modificar esta injusta situación. Dentro de dos años, en el III Congreso de Historia de la Enseñanza, se publicarán las actas del presente congreso, donde podremos consultar la comunicación en su totalidad. De momento, adjunto un documento WORD con la presentación a la comunicación que leí está seman: Clicar AQUÍ.
No hay comentarios:
Publicar un comentario