Vivencias y pensamientos sobre la ruralidad y la vida en el campo desde Purujosa pueblo casi deshabitado a la sombra del Moncayo.

miércoles, 2 de enero de 2013

Despidiendo el año en Valdeplata.


Aunque todos los años estoy en el puesto de avituallamiento de Valdeplata durante la calcenada de Primavera, desde el año 2007 no recorría el barranco (ver aquí), me quedaba donde llegan los coches. Alfredo, el botánico, el abuelo de Chodes, nos descubrió hace más de 15 años aquel barranco escondido en su cabecera, que el denominada “de las margas”. Un lugar fantástico. Luego fuimos nosotros los que se lo descubrimos a otros. Sin embargo, con el paso de los años iba comprobando como la naturaleza se apoderaba del bello sendero. Las bocas de las minas quedaban escondidas entre zarzales.  Es muy triste ver carteles señalizadores que marcan el inicio de sendas perdidas. No quise volver más. Prefería recordarlo como lo había conocido.

 Sin embargo, sabía que el terrible incendio de este verano había surgido desde allí. Tenía que volver y reencontrarme con mis fantasmas. Y que mejor ocasión que despedir el año comprobando las heridas que el fuego había hecho a aquel rincón que tanto amaba. 

El pirómano prendió la mecha un poco más arriba del cruce de caminos donde sale la pista que asciende hacia Valdetiñosos. De hecho, desde donde ponemos el puesto de avituallamiento todos los años se aprecia ya una ladera calcina detrás de otra donde las encinas lograron salvarse. 

Hasta llegar a las minas toda la vegetación de ribera está muerta. Pero sobre el negro del hollín comienza a crecer hierba verde y jóvenes juncos renacen de nuevo. La vida sigue. 

El tramo de la rambla seca siempre me ha recordado al far west americano. En los limos del cauce seco podía seguir las pisadas de los caminantes que me precedieron. Iba siguiendo huellas, como los apaches de las praderas exterminados por el hombre blanco. Desengañado como John Dumbar con la sociedad, yo también marcho hasta la frontera de la civilización, a la naturaleza salvaje. Yo también quiero bailar con lobos, que la tribu me llame “el que abre senderos”.

Pero aquí ya no hay tribus, ya no hay nómadas, los últimos cazadores – recolectores vivieron hace miles de años en las cuevas de los Rincones, Bolinchera, etc. Aquí tan solo me vigilan dos cuervos graznando y diecisiete buitres trazando círculos concéntricos sobre mi cabeza. La vieja paridera se ha terminado de hundir.

He remontado el tramo calizo más estrecho donde las paredes de la Plana de Valdeascones y la de la Peña Los Moros están cortadas a pico y me he adentrado en el desierto moncaino, el barranco afluente de Valdepino, el reino de las cárcavas, de la erosión. Lo que los libros de geología denominan “bad-lands”.  Yo le llamaría “cromatic-lands”, un territorio tan duro y árido como sugerente para los sentidos.


Al salir al collado del campo cambio mis planes. No voy a remontar hasta el Pico La Tonda. Puede que sea un aforismo apócrifo pero juraría que fue Homero el que dijo que lo importante no es llegar sino andar el camino. Hoy he disfrutado mucho reencontrándome que estos parajes que estaban velados en mi cabeza por las brumas de la memoria. Dejando la cima para otra ocasión  consigo tener un pretexto para volver a estas soledades.

MÁS FOTOGRAFÍAS: ÁLBUM BARRANCO DE VALDEPLATA.

4 comentarios:

  1. Hola Ramiro, feliz 2013

    Me gustó eso de "el que abre senderos", y me gustó especialmente este post también, esa forma especial que tienes de narrar las cosas, y que consigues que al leerte se sientan, como ya te dije otras veces.

    Me llamó la atención el barranco de las Margas, me gustaría saber por qué lo llaman así.
    Y me llamó la atención también el ojo de la primera fotografía, bonito detalle.
    Un gran abrazo.

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  2. Hola Marga, Feliz año!

    Se nota que estaba sugestionado porque había visto hacía poco "Bailando con lobos" y me sentí un apache por esos barrancos. Lo de "barranco de las margas" se debe al sustrato litológico que lo compone, en su cabecera hay sedimentos muy erosionables, arcillosos, margosos, que dan como resultado un paisaje desértico (paradójicamente en un lugar donde las precipitaciones darían para que vivieran algunas especies).

    Lo del ojo es para señalizar un punto de interés, pero el que lo diseñó tuvo buen gusto, me gusta mucho ese modelo de señalización.

    ¡Un abrazo!

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  3. Gracias por explicarme lo del "barranco de las margas", muchas gracias :)

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  4. Gracias a ti por interesarte.
    ¡Un abrazo!

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