Ya quedan
atrás las fiestas de San Ramón de Purujosa. A pesar de la amenaza de la lluvia,
las celebraciones salieron adelante, no se suspendieron las procesiones y la
ronda, aunque más corta y circunscrita a la calle colladillo, se pudo completar.
Hasta fue perceptible el incremento de asistentes y visitantes.
Bien es
cierto que el viernes por la tarde cayó una tronada que dejó 15 litros pero el
vermú dentro del albergue fue digno de un menú de degustación, sorprendió la
variedad, cantidad y calidad de platos que degustaron los vecinos. La mala
noticia fue que Chori fue operado de apendicitis y no se pudo celebrar la
discomóvil. Aun así, las jotas y rancheras retumbaron hasta la 1 de la mañana.
Las
cuatro gotas del sábado no ahogaron la merienda popular. Frente a los charcos,
los joteros se pusieron deportivas en vez de alpargatas y no hubo mayor
problema. Además, la humedad de la noche se combatió con los moscateles en el
castillo y el chocolate de los caseteros que templó el cuerpo de los presentes.
Si el
vermú del viernes sorprendió, todavía fue mejor el vermú del domingo. Tal fue así
que la gente felicitó a las nuevas gestoras del albergue y desde aquí nos sumarnos
al agradecimiento. Y de nuevo al ritmo de las jotas, concluyeron las fiestas,
en espera de la llegada del otoño, con sus colores ocres y sus cestos de setas.
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