Vivencias y pensamientos sobre la ruralidad y la vida en el campo desde Purujosa pueblo casi deshabitado a la sombra del Moncayo.

martes, 19 de noviembre de 2013

Crónica Calcenada de Otoño 2013

Al pasar por el puerto de la perdiz la nevada arreciaba pero al llegar a Purujosa la ventisca había dado paso a la lluvia, regalando la nieve de los tejados. Aun así, el tiempo era muy desapacible, lloviendo sin parar. Para combatir el frío de la noche, en la cena de la Calcenada, sirvieron una sopa caliente que junto al vino templaron el cuerpo de los asistentes y los dispusieron para bailar con el grupo de animación de baile y discomóvil que prolongaron la fiesta hasta entrada la madrugada. Un buen pretexto para juntarnos amigos y conocidos en una velada de hermanamiento.

El día D, a la hora H del inicio de la prueba, jarreaba sobre los participantes. Eso hizo que algunos cientos de los inscritos se lo pensaran y no tomaran la salida pero otros tantos no se desanimaron ante las inclemencias. Por fortuna, el tiempo mejoró, aunque el ambiente era frío para los que estábamos quietos en el avituallamiento durante horas.Al menos en la ermita de San Roque disponemos del porche que nos protege del aire y hasta un hogar para entrar a calentarnos un poco. Y por supuesto, la música de Labordeta, La Bullonera y Victor Jara. Aunque este año el equipo musical nos dio algunos problemas. Aunque en realidad la gente no viene por la música sino por la cerveza y el tiracañas si que funcionó a pleno rendimiento, con el apoyo de dos barmans de reconocido prestigio en la comarca como son Fernando de Oseja y Antonio de Calcena. 

Siempre es un placer coincidir con amigos, Paco de la comarca, los andarines de Illueca como Picachu con su perro y Manuel con su zagal, los compañeros de Borja (Dimas, Vicente y José Mari) con quien tan buenos ratos hemos compartido, hablando de la andada de Burren y de mis vínculos malleneros, Silvia que trabajó en protección de incendios o Vicente de Aranda que subía a Purujosa a dar vuelta y paró a saludar. Estos y otros fueron alegrando la mañana con sus visitas hasta que la prueba se dio por concluida.

Entonces vino Kike, que amablemente hizo varios viajes con el Landrover para evitarnos tener que cargar con los barriles de cerveza y tiracañas hasta la carretera. Eso sin contar con el "tour" que nos hizo por el medio del cauce del Isuela, para demostrar que esos cacharros suben por cualquier lado. 

No querría terminar la crónica sin tener un recuerdo para el Alma mater de la Calcenada: Mariano Miguel, que por motivos de salud no pudo estar con nosotros pero al que todos llevamos en nuestros pensamientos, deseándole una pronta recuperación para que pronto vuelva a disfrutar de esta que es su prueba. 

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2 comentarios:

  1. Hola Ramiro, con unas buenas cervezas, se olvida el mal tiempo, la verdad que alguna vez me ha picado el gusanillo con la Calcenada, pero hasta el momento no la he realizado nunca, saludos

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  2. Hola Eduardo. Este día casi entraba mejor el un chocolate caliente jajaja.
    Tranquilo, yo tampoco la he hecho nunca. Prefiero estar exando una mano de voluntario y cualquier día hacerme algunos tramos a mi aire y sobre todo, más tranquilo.

    Un abrazo.

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