Vivencias y pensamientos sobre la ruralidad y la vida en el campo desde Purujosa pueblo casi deshabitado a la sombra del Moncayo.

sábado, 15 de noviembre de 2014

Crónica IX Jornadas micológicas, Purujosa 2014.

Hace una semana los congregados en el albergue de Purujosa mirábamos con temor al cielo mientras nos preparábamos para ir al monte. Curiosa paradoja, tras un otoño seco amanecía cubierto. Por suerte no llovió hasta caer la noche. 

Los augurios no eran buenos. Tras el éxito de las jornadas micológicas del año anterior, la sequía de esta temporada pronosticaba una jornada dura de recolección. Pero las previsiones están para incumplirlas y nada más comenzar a andar desde el refugio de Cerro Gordo, cuando nuestra vista se acostumbró al terreno, empezamos a ver numerosas setas.

Sin ninguna duda, el hecho de estar dentro del Parque Natural del Moncayo, con acceso restringido a las pistas para vehículos no autorizados, salvaguarda este pinar de Purujosa de las marabuntas de seteros que asolan otras latitudes y que ha obligado a instaurar un canon de recolección en numerosas localidades. Aquí para entrar en el pinar hay que dejar el coche en la carretera y hacer una aproximación caminando, salvando el collado de Aparapuercos, lo que tira para atrás a muchos buscadores. De hecho, en Purujosa es más frecuente ver recolectores en "los Prados", a donde se puede llegar en coche, buscando setas de cardo, que gente en busca de especies forestales.

Pero las jornadas micológicas son una ocasión especial en la que se permite el acceso a vecinos y visitantes con la guía de "exploradores locales" y el asesoramiento de un experto micólogo, Arturo Calleja, venido desde el sistema ibérico más septentrional, el de las grandes extensiones de pinares, que nos deleitó con sus explicaciones. 

Al margen de recolectar "setas raras" para su posterior clasificación y exposición, los seteros aprovechamos para coger especies comestibles y degustarlas. En este sentido, la jornada fue un éxito total, más si contamos con que las precipitaciones no habían sido ni mucho menos generosas. Eso no fue impedimento para algunos llenaran su cesta en un momento. Cuando regresamos al punto de encuentro, los vecinos invitaron a almorzar. Era el momento de revisar las cestas. Todo el mundo había cogido numerosos rebollones. La gente estaba contenta y como quedaba tiempo, decidimos ir a explorar otro biotopo, los prados, donde se completó la recolección con numerosas senderuelas. 

Por la tarde, en el atrio de la Iglesia, se procedió a la clasificación y posterior charla a cargo de Arturo, ilustrada con sus diapositivas. Esto dio paso a la cena degustación, con un excelente menú que incluía entre otras delicatessen ciervo o boletus. Un manjar que en cualquier restaurante costaría un potosí, a un precio muy asequible dada la ocasión. Además, si la cena se saborea en la buena compañía de excelentes comensales en animada y divertida conversación, el maridaje es perfecto.

En esta ocasión no nos quedamos a rondar y cantar jotas. En nuestro caso, estábamos muy cansados tras un largo viaje desde la "Laponia del sur", la sierra de Albarracín en Teruel. Sin embargo, los kilómetros bien merecen la pena para reencontrarnos con amigos que ahora vemos poco (Fernando de Oseja, mi amigo Toñín de la Almunia con Helena, Rai y su compañera que ya son fijos en las jornadas, Andrés y Goyo, etc.). También echamos de menos a amigos y conocidos de otras ocasiones. Ya habrá más jornadas para reencontrarnos.

P.D. Quiero agradecer publicamente a Andrés y Rai el haber prestado las fotos y vídeo que ilustran esta entrada.

3 comentarios:

  1. Hola Ramiro, pues me alegro, que a pesar de las pocas precipitaciones, tuvieseis suerte, y encontrarais bastantes. A mi al final se me complico todo, y no pude ir, vamos casi no salí ni de casa, excepto media hora, que me fuí a correr. El otro día estuvieron mis padres en Borobia buscando setas de cardo, pero pocas, y muchas ya congeladas, porque ha venido el frío. Un saludo

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  2. Varias fotos son de Goyo, que me las mandó como una ametralladora a mi móvil. El nuevo experto domina el trabajo de campo, un enfoque enriquecedor a mi vena setera más práctica. Y eso que en el congelador esperaba una "pipa" reishi purujosana y una pregunta muuuy teórica sobre la Oronja que se quedó durmiendo a la espera de ver la luz. Continuará...

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  3. Hola, Ramiro:

    Una vez más, unas fantásticas jornadas micológicas en Purujosa. Me alegra muchísimo ver el pueblo tan animado y el albergue lleno hasta la bandera. Nos encanta volver a este rincón oculto del Moncayo, donde hay tanto por recorrer y tantos parajes por conocer.

    Y de nada por las fotos; encantado de contribuir a ilustrar la jornada.

    Un abrazo.

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