Desde hace años, cuando subíamos a la cueva de los Pilares de la Muela de Añón, alzaba la mirada y veía ese solitario señuelo de quebrantahuesos viendo pasar el tiempo sin compañía de los de su especie. Pero, por fin, después de tantos años, parece ser que una pareja de esta especie en peligro de extinción campea por estos profundos barrancos calizos. Ojalá lleguen a anidar.
También debemos felicitar a nuestro vecino Miguel Ángel, gran aficionado a la ornitología y que tuvo la fortuna de observar a esta excepcional ave.
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