Que Purujosa era una zona de importancia para el conocimiento de los fósiles cámbricos era una cuestión que ya había citado con anterioridad. Me remito a los estudios científicos que enlacé en esta entrada. Sin embargo, en la actualidad ya podemos afirmar que para el casco concreto de los trilobites, las laderas de la Sierra del Tablado se han convertido en todo un referente en la comunidad científica internacional.
En gran medida, esto se debe a los trabajos de campo y de laboratorio que han desarrollado los miembros del equipo de Samuel Zamora. Hace poco, el investigador me remitió un e-mail anunciando la próxima publicación en la revista Geology, la más importante importante en el campo de la geología a nivel mundial, de un artículo sobre los trilobites de Purujosa. Asimismo, me invitó a una conferencia que tendrá lugar el próximo jueves 9 de junio en el Salón de actos de la facultad de geológicas a las 19:30 bajo el título: Tesoros fósiles de Aragón: La vida primitiva del Parque Natural del Moncayo. Información que comparto con todos vosotros por si os interesa venir.
Yo de momento me despido, escribiendo en una mañana lluviosa de primeros de junio, mientras observo por la ventana el enriscado caserío de Albarracín asomando por detrás de la pantalla del portátil desde donde observor virtualmente mi nido de águilas del Moncayo. Me siento afortunado.
En gran medida, esto se debe a los trabajos de campo y de laboratorio que han desarrollado los miembros del equipo de Samuel Zamora. Hace poco, el investigador me remitió un e-mail anunciando la próxima publicación en la revista Geology, la más importante importante en el campo de la geología a nivel mundial, de un artículo sobre los trilobites de Purujosa. Asimismo, me invitó a una conferencia que tendrá lugar el próximo jueves 9 de junio en el Salón de actos de la facultad de geológicas a las 19:30 bajo el título: Tesoros fósiles de Aragón: La vida primitiva del Parque Natural del Moncayo. Información que comparto con todos vosotros por si os interesa venir.
Yo de momento me despido, escribiendo en una mañana lluviosa de primeros de junio, mientras observo por la ventana el enriscado caserío de Albarracín asomando por detrás de la pantalla del portátil desde donde observor virtualmente mi nido de águilas del Moncayo. Me siento afortunado.
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