Vivencias y pensamientos sobre la ruralidad y la vida en el campo desde Purujosa pueblo casi deshabitado a la sombra del Moncayo.

jueves, 30 de abril de 2015

Despoblación. Del Maestrazgo al Moncayo.

El 23 de abril, día de Aragón, uno de nuestros periódicos regionales regaló la guía Aragón a pie. 40 itinerarios escogidos. Entre la selección de PRAMES, no salía ninguna excursión desde Purujosa, pero si otras rutas próximas como la clásica ascensión al Moncayo, la subida a la Tonda desde Talamantes o un recorrido por el alcornocal de Sestrica.

Sin embargo, fue una excursión por el Maestrazo la que trajo a mi memoria una vieja historia. Me estoy refiriendo a la Romería desde Mosqueruela a La Estrella. Cuando oí este nombre recordé la historia de Sinforosa y Martín, los últimos habitantes de este pequeño caserío de las sierras turolenses. Viviendo solos desde hace 30 años, entre antiguos bancales hoy colonizados por zarzas y pinos. La luz de su ventana en La Estrella es el último astro que ilumina los profundos y oscuros barrancos donde canta el cárabo. Sin agua corriente, ni luz, ni telefono. Condiciones de vida previas a la revolución industrial en pleno siglo XXI en un país desarrollado. Podéis consultar el relato que hicieron de estos dos supervivientes rurales en este enlace.

Pero su historia es una historia universal, compartida por la mayoría de las zonas rurales de montaña. El Moncayo no es una excepción. Purujosa se salvó de un abandono inexorable pero aunque las casas se mantienen en pie y cada vez son menos las ruinas, el día a día agoniza, son pocos los que resisten, la vida vuelve a sus calles en periodos vacacionales o fines de semana pero ya no hay niños, ni escuela, el futuro es gris. 

Pero Purujosa no constituye una excepción, es solo uno de tantos casos moncainos. El otro día, nuestro amigo Rai describió una preciosa ruta entre Vozmediano y Aldehuela de Ágreda, dos pintorescos pueblos del Moncayo soriano con el mismo problema de despoblación que Purujosa y las mismas potencialidades turísticas por explotar.

Esperemos que este inmenso marco natural permita que nunca se lleguen a apagar la luz que ilumina las noches del sistema ibérico.

2 comentarios:

  1. buena reflexion Ramiro,,,ya somos pocos los que resistimos,,nosotros en talamantes,,estamos 12-13 viviendo todo el año.

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  2. ¡Resistencia Talamantina!
    Sin reblar.
    Un abrazo.

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