Vivencias y pensamientos sobre la ruralidad y la vida en el campo desde Purujosa pueblo casi deshabitado a la sombra del Moncayo.

martes, 18 de mayo de 2010

Calcenada Primavera 2010

Fin de Semana de Calcenada quiere decir fin de semana de dinamismo y de actividad en la Cara Oculta del Moncayo. Desde luego, nunca podremos agradecer del todo la brillante idea que un día tuvieron unos emprendedores Calcenarios, amantes de su tierra. La Calcenada logró poner a la Cara Oculta del Moncayo sobre el mapa, significó una difusión y divulgación del lugar mayor que la que cualquier campaña institucional o pública hubiera logrado jamás. Y todo gracias a la iniciativa y esfuerzo constante que pone La Asociación de Amigos de la Villa de Calcena para que un evento de tal magnitud salga adelante. Porque no debemos olvidar que la coordinación de más de 700 caminantes a través de un recorrido de media montaña no es una cuestión baladí, requiere una organización ímproba, encomiable, que merece todo nuestro reconocimiento de ese grupo de dedicados organizadores y de numerosos voluntarios.

Este fin de semana se celebró la Calcenada de Primavera, que desde mi modesta opinión, tiene el itinerario más bonito de todas las Calcenadas, recorriendo el precioso sector de La Tonda, Valdeplata y Ribera del Isuela. Lamentablemente, en esta ocasión no pude colaborar activamente, cosa que me penó en gran medida porque había estado de colaborador en la Calcenada de Otoño y fue una experiencia muy gratificante. Pero las obligaciones mandan y las oposiciones reclamaban mi tiempo. No obstante, el sábado, Mariano (alma mater de este evento) me invitó a la cena que se celebraba en la carpa habilitada junto a las piscinas.

Cuando aparqué al otro lado del Isuela, que en estos días baja bravío y primaveral, ya había numerosos coches. Algunos amantes de noches frías y estrelladas en soledad preferían cenar a la luz del camping-gas, junto a otros tardanos que todavía andaban montando las tiendas de campaña. En la carpa, las 150 personas que nos reunimos creábamos un acogedor y familiar ambiente. Mientras Fernando preparaba la proyección de diapositivas, otros ayudábamos a Carlos, del Albergue de Purujosa, a bajar los Cazuelos con la judías desde la carretera. Durante la cena, Montero me comentó que habían elaborado 5 paneles interpretativos a lo largo del recorrido, cuya temática era realmente interesante y en el del Collado del Campo había puesto una vista panorámica que en su día le mandé.

Cuando volvía a por el coche, caminaba en silencio escuchando el discurrir del río Isuela acompañado del monótono canto de un cárabo, al tiempo que mi vista se alzaba a contemplar la imponente silueta de la Iglesia-Colegiata de Nuestra Sª de los Reyes y su bonita torre mudéjar recortada en el firmamento. Cuanta grandiosidad para el alma recogida en un breve instante. Cual hermosa estampa ofrece Calcena al que se detiene a contemplarla.

Al día siguiente me acordé en varias ocasiones de Antonio y Paola, compañeros que hubieran sido del puesto de habituallamiento que se les asignó en el fondo del Barranco de Valdeplata. Al caer la tarde bajé a la plaza de Calcena, donde me recibió el tradicional Mayo que continúan poniendo en la localidad y me contaron como les había ido la jornada. Acerqué a Paola a Brea y aun entré a Internet a ver si Antonio había colgado alguna foto en el blog de su Peña Ribazo. Así acabó un fin de semana donde en Purujosa, desde el nido de águilas del Moncayo, estuvimos mirando a nuestros vecinos de Calcena. No era para menos, se celebraba la Calcenada, la Gran fiesta de la Cara Oculta del Moncayo.

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