Vivencias y pensamientos sobre la ruralidad y la vida en el campo desde Purujosa pueblo casi deshabitado a la sombra del Moncayo.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Crónica personal de las fiestas de San Ramón 2011

Si tuviera que sintetizar las fiestas con dos adjetivos las definiría como pacíficas y alegres. En tiempos de crisis y recortes, que podamos olvidarnos de las penurias cotidianas para divertirnos en comunidad, es suficiente motivo para juzgar las fiestas como exitosas. Ni reventones de agua ni averías eléctricas impidieron nuestro disfrute.

El viernes estuvimos en la merienda del albergue más de 40 personas. La comida y la bebida corrían en abundancia y las jotas no tardaron en llegar. Tras los cantos regionales llegó el baile. La fina lluvia no impidió que los más valientes desafiaran al tiempo con el ritmo de los pasodobles y el desenfreno de Paquito chocolatero. La gente propone y el Chori dispone, buscando entre los discoduros alguna ranchera a petición popular.

El sábado la meteorología acompañó permitiendo celebrar todos los actos, desde la procesión de San Ramón a la plaza del albergue, donde antes se ubicaba su peirón, hasta la cena popular. Después llegó el turno de la ronda. Este año no tuvo tanta afluencia, acudieron menos vecinos al pueblo, por lo que también se hicieron menos paradas. Sin embargo, vinieron más amigos de otros pueblos, especialmente de Calcena. Y es que la ronda de Purujosa lleva fama de ser la más auténtica de las rondas del Isuela, donde tan pronto cantan los joteros como los vecinos, ya sea Lucio o Vicente, Esther o Maribel, Pedro o Luis, Aurelio o mi padre, todos se suman a las guitarras. Hasta nuestro ermitaño, el padre Francisco, abandona su acostumbrada soledad para ver el inicio de la ronda.

Mientras caminábamos, charraba con Kike de la actualidad de Calcena, con Javi de cine y de Vinuesa, con Francisco “el voluntario” de la cima del Moncayo y con Gloria Pérez de oposiciones y de historia. Vino con su marido, el alcalde de Oseja, junto al alcalde de Sestrica. Y entre charrada y charrada íbamos recorriendo las calles, degustando el chocolate de los “caseteros”, el pacharán del Aurelio, el Melón de la Teresa… en definitiva, los dulces de todas las casas (que no son pocas) que abren sus puertas para que suene la ronda en la cara oculta del Moncayo.

La ronda terminó en la plaza para que diera comienzo la discomóvil. Los pasodobles dieron paso a Don Omar, las rancheras fueron sustituidas por Shakira, las parejas de baile cambiaron por los brincos de los jóvenes. Entre joteros y una cuadrilla de Calcena hubo ambiente hasta más de las 5 de la mañana.

El domingo volvieron los actos litúrgicos y con una comida popular quedaron clausuradas las fiestas de este año. De regreso en el coche iba charrando con Bea sobre el fin de semana. Era la primera vez que subía a Purujosa de fiestas y yo tenía recelos sobre cual pudiera ser su impresión. El hecho de que disfrutara constituye mi mejor prueba de que las fiestas de Purujosa serán pequeñicas y modestas en personas y presupuesto pero son muy grandes en corazón.

Más fotografias de las fiestas en el albúm: Fiestas San Ramón 2011

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