Vivencias y pensamientos sobre la ruralidad y la vida en el campo desde Purujosa pueblo casi deshabitado a la sombra del Moncayo.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Excursión por el Barranco de la Chopera

Existen rincones de una belleza salvaje al lado mismo de casa. El casco urbano de Purujosa está prácticamente delimitado por las lindes del Parque Natural del Moncayo. Unas cuantas sendas recorren algunos parajes de esta parte del parque pero ¿Qué hay mas allá de las sendas transitadas? ¿Qué esconden los barrancos perdidos? ¿Cuántas cabañas están olvidadas en la maleza de una naturaleza que reconquista lo que una vez fue suyo? En busca de estas respuestas mi padre lleva unos días andando por los barrancos del Parque por los que apenas entra algún botánico y sigilosos furtivos. El otro día volvió a un barranco que le gusta mucho: El barranco de la Chopera.

Este barranco, que desciende bruscamente, salvando un gran desnivel, desde lo alto de la Sierra del Tablao, constituye el límite del término municipal, es decir, es la frontera entre Aragón y Castilla. Visto de frente, desde las muelas calizas, destaca en su cabecera una mancha de un verde brillante: Un conjunto de chopos señalan el lugar donde mana el agua. Al margen de chopos también hay bastantes mostajos (sorbus aria), fresnos y sauces. Sin embargo, la sequía que arrastramos es palpable; apenas rezumaba algo de humedad y un hilo de agua luchaba por descender entre las piedras. Precisamente, en las laderas circundantes hay unas pedreras largas que por un momento parecen trasladarnos al Pirineo.

Una vez en el cordal de la sierra, se puede descender hasta los Tres Mojones, donde tres grandes piedras señalan el lugar donde confluyen los términos de los pueblos de Purujosa, Borobia y Beratón. Cada piedra lleva grabada la primera inicial de cada uno de los tres pueblos.

La vista que se obtiene aquí de la Cara oculta del Moncayo es sublime. Desde la propia cumbre a la Lobera, del cabezo de la Atalaya al Alto de los Almudejos, del Morrón a la Tonda, pasando por las Peñas de Herrera. Y a los pies de las Montañas, Beratón con su llanada cerealista y el valle del río Isuela con sus barrancos.


Cuantos barrancos todavía por recorrer...

1 comentario:

  1. Que gran verdad dices Ramiro, tanto buscar y buscar lugares bellos y en la misma puerta de nuestra casa tenemos el paraíso. Y esto solo nos pasa por la comodidad a la que estamos envueltos y adsorbidos. Y que chocante eso de las tres piedras, me gustaría verlas..un saludo.

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