Comienzo del verano en Purujosa remontando Valcongosto

Remontando el valle vimos el todoterreno de Jesús Sanjuan junto a la carretera. Debía estar trabajando en el huerto. Poco más arriba estaba el todoterreno del Ayuntamiento. Bajamos y charlamos con Mariano y Jacinto que habían instalado una goma en la fuente de los Rincones y estaban regando los árboles. Nos contaron que habían visto bastantes jabalís y que alguien se había colado en el Parque evitando la cadena de la pista por un lateral. Enseguida pensamos en poner una tabla con clavos anti-vehículos furtivos.  

En el pueblo, aunque poca (cada verano menos) había más gente que de costumbre. Se notaba que era el primer fin de semana de julio. De hecho, en la carretera nos cruzamos con bastantes ciclistas, tal vez motivados por el inicio del Tour. También se veían turistas por las calles de la localidad, hasta un chaval con silla de ruedas al cual echaron una mano para que pudiera bajar a la ermita y ver la virgen románica de Constantín. 

El domingo cogí los guantes y las tijeras de podar y me adentré en Valcongosto. Un coche junto a la carretera me indicó que otros iban delante de mí. Después, mientras me entretenía en limpiar un zarzal, me alcanzaron dos matrimonios con sus niños. En vez de girar hacia Hoya Barrán, continué hacia mi objetivo: remontar Valcongosto para limpiar y amojonar la senda casi perdida. Se unieron a la tarea, Fernando de Oseja y un amigo suyo.

 A pesar de nuestros esfuerzos limpiadores de invierno, hay varios puntos complicados donde la senda se pierde entre la hierba y es difícil seguirla. Señalamos varios de estos lugares pero aun tendremos que volver próximamente. No me importará porque la senda es una gozada. Mis amigos se quedaron maravillados. Y más con la joya que nos esperaba al final, la visita a la cueva Liendres y el almuerzo reparador junto a la refrescante cueva del Col.

Por la tarde, ya en el pueblo, recibí la visita de Ulfrido, mielero de Trasobares que tiene varias colmenas en las montañas de Purujosa y compañero de la CGT con el que he compartido manifestaciones. Con prisas para llegar a ver el fútbol, nos despedimos de Benedicto que estaba trabajando en las terminaciones de la casa azul (cuya restauración ha quedado fantástica) y entramos a echar una cerveza en el albergue, donde Carlos nos contó que esta semana iba tener bastante trabajo porque venían unos chicos de campamento. 

Y así terminó mi primer fin de semana del verano en la Cara Oculta del Moncayo.