La
florada primaveral viene acompañada de un renacer animal. El bosque bulle de
vida. De noche es frecuente deslumbrar a las corzas que se acercan a beber al
río. Los animales domésticos también sienten “la llamada de lo salvaje” que diría
el gran literato Jack London. Aunque en Purujosa lo de doméstico es un decir.
Canes y mixinos se asilvestrán.
Dora,
la perra guardiana del refugio Purujosa, se escapa y se baja “a festejar” con
el can del refugio de Calcena. Otras veces es éste el que sube al Nido de Águilas.
Tornábamos de pasar unos días en el
valle cuando detuvimos el auto en el puerto de la Crucija. Por allí venían, con
la lengua fuera, la pareja de canes, medio salvajes, de realizar su cortejo en
las espesuras del pinar de la sierra.
La
pareja de gatos de José Luís han tenido una camada. Cuatro mixinos persiguen
mariposas y enredan con las colas de sus padres. Si la pareja de adultos son huidizos,
sus vástagos directamente no se dejan ver. En cuanto sienten la presencia
humana se esconden en la gatera. Hacen bien de ser precavidos, otra camada
anterior la malogró el ataque de alguna rabosa.
Sin embargo, escondidos en el balcón y usando la
comida de cebo podemos disfrutar de sus correrías. La vida nace en el valle y
juega por las calles de Purujosa.
Que major los gaticos!! pero Dora tiene dos novios que eso no lo dices, jaja.
ResponderEliminarLas arañas de la cueva que fue toda una experiencia :)
Entre arañas y murciélagos, a menudos sitios te llevo :D
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