Vivencias y pensamientos sobre la ruralidad y la vida en el campo desde Purujosa pueblo casi deshabitado a la sombra del Moncayo.

domingo, 6 de noviembre de 2016

Y las hojas rojas volaron arrastradas por el cierzo.

Estos días atrás cometábamos que este otoño estaba siendo verdaderamente inusual. 

Por un lado, la ausencia de precipitaciones y elevadas temperaturas que ha hecho que éste sea un otoño sin hongos.

Un otoño de anticiclón que ha traido inversiones térmicas. Días de niebla en la ribera y sol en la montaña. Frío en los meandros del Ebro y calor a orillas del Isuela. 

Y cómo los anticiclones traen estabilidad, este ha sido un otoño sin viento. Eolo, el enemigo del cromatismo otoñal no ha aparecido hasta hoy. Y es que sus soplidos son letales para las hojas inertes, carentes de clorofila ante la reducción de horas de sol, que se sostienen a duras penas de las ramas, esperando un ligero balanceo que las arroje a tierra donde tras su descomposición ayudarán a que el suelo gane fertilidad. En la naturaleza todo se aprovecha. La energia ni se crea ni se destruye, solo se transforma.

Pero las estaciones avanzan. El tiempo no se detiene. Las lluvias terminan llegando. El Cierzo vuelve a ser el señor de su morada. El Moncayo ruge, el viento agita los árboles. Las hojas caen. Las nieves canean su cumbre. La vegetación se viste con sus galas invernales. Días de viento, días de lluvia amarilla. Adios Guillomos narajanas, hasta pronto arces rojos, nos volveremos a ver chopos amarillentos.

3 comentarios:

  1. Hola Ramiro.

    Nosotros aprovechamos este puente, para hacer un par de salidas por el hayedo del Moncayo, y ya había bastante hojas en el suelo, viendo la meteorología que venía para este fin de semana, ya vimos que sería la última vez que disfrutaríamos del otoño en el Moncayo.

    En estás jornadas micológicas, vais a tener que pintar los hongos y las setas, aunque el amigo Andrés, alguna ha cogido.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. ¡Hola Eduardo!

    Pues estamos a a la espera de que continuen las lluvias y no venga mucho frío. Más vale tarde que nunca y quien sabe... la esperanza es lo último que se pierde. Y sino, siempre podemos hacer una escapada con el amigo Andrés a tierras más húmedas :D

    ResponderEliminar
  3. El comienzo de Samain desempolva los tabardos y los piales para seguir el camino en una tierra llena de musgo y helecho; hay prisa por acelerar el ciclo vital. La tierra sigue seca por debajo y en los aguachinales alguna muscaria con nieve polvo desafía al tiempo. Las hifas subterráneas esperan lo suyo: algunas hasta siete años. He visto al lado de un tocón de haya caprichoso salir Amanita Vaginata en periodos muy largos... quizás el año que viene me saluden. El camino es más largo que la vida, pero la vida nos enseña el camino.

    ResponderEliminar