El confinamento a causa del coronavirus ha sumido en la soledad a muchos pueblos de nuestra geografía que revivían durante los fines de semana y festivos. Esto ha hecho que la fauna se aventure en nuestras silenciosas localidad. Este es el caso de Purujosa, donde durante varios meses solo han vivido 4 vecinos y el ermitaño y que comienza este 2021con la única presencia de los caseteros a los que desde aquí mandamos un fuerte abrazo.
Ante estas circunstancias, Si hace un tiempo hablamos de las cabras montesas que entran en las calles hoy referimos a la zorra que con gran descaro y poco miedo (se nota que ya no hay gallineros que proteger) pudo fotografiar mi padre en la barrera de casa y que Fina pudo filmar robando a plena luz del la comida de los misines. Ya es tan familiar que hasta ha sido "bautizada". Os presento a Maruja.
Algo similiar ha ocurrido con la bandada de gorrines que habita el pueblo y que tradicionalmente estaban en la plazuela de San Ramón, junto al albergue, dado que era donde más migas se caían. Pero ante el cierre del establecimiento me contó mi padre como la bandada se había desplazado a su balconada donde les había preparado un comedero con alpiste y pan. La naturaleza, como las personas, se adaptan a las nuevas crcunstancias.
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