Vivencias y pensamientos sobre la ruralidad y la vida en el campo desde Purujosa pueblo casi deshabitado a la sombra del Moncayo.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Labordeta y el mundo rural. Requiem.

Los recuerdos infantiles marcan nuestro devenir en este mundo. A mi hay un recuerdo que me ha marcado profundamente. Tan solo tengo que cerrar los ojos y vuelvo a ver a mi padre introduciendo una cassette anaranjada en el Seat Ronda con el que viajábamos todos los veranos al valle de Chistau. Aunque esa cassette anaranjada nos acampañaba ya fuera al Pirineo o al Matarraña. Esa cassette contenía una grabación de un concierto en directo de José Antonio Labordeta.

Luego vendrían nuevos discos, ya en formato CD, como aquel Cantes de la Tierra Adentro, que yo escuchaba con devoción en los años 90, cuando sus canciones habían sido compuestas 20 años antes, incluso antes de que yo naciera. Luego vendrían los conciertos, algunos míticos con cientos de banderas de Aragón al viento, otros inolvidables, como el de las Fiestas del Pilar del 2006, menos reivindicativo pero más emotivo, dado que fue la ultima vez que lo vi en un escenario, a donde acudí acompañado de mis padres, los mismos que me habían llevado a descubrirlo con aquella cassette anaranjada que guardo como un tesoro.

Labordeta ha sido muchas cosas, estandarte de Aragón, por supuesto, pero también bandera de todos los pueblos de España, de esa otra España rural, ya se encuentre en Galicia, Extremadura o Castilla, que tiene un común denominador: el éxodo, la despoblación y el olvido de una forma de vida. Numerosas canciones suyas hacen referencia a los pueblos, desde las Meditaciones de Severino el Sordo, aquel relato del ultimo vecino de un pueblo deshabitado, a las Coplas del Tión, testimonio de esa forma de vida pirenaica que se nos muere , pasando por Regresaré a la casa, ese alegato en favor del retorno a los pueblos. Sin embargo, para mi, existe una canción que describe la vida del campo, como ninguna otra, estoy hablando de La Vieja.

Aunque son muchos los relatos que podríamos rescatar de Labordeta referentes a la despoblación, me quedo con una pequeña colaboración que realizó en el libro: Pueblos abandonados ¿un mundo perdido?, de Rolde de Estudios aragoneses, 1995, donde escribía un artículo que llevaba por titulo “Quién te cerrará los ojos”, al igual que uno de sus poemas que musicalizó y que precisamente aborda la cuestión de la despoblación, con estrofas joteras tan contundentes como:En los muros crece yedra/y en las plazas no hay solana/ contra la lluvia y el viento/ se golpean las ventanas.

El artículo apenas tiene tres carillas, pero contiene una profundidad cual volúmenes de una enciclopedia. Rescato las palabras con las que Labordeta iniciaba su reflexión: “Resulta muy duro, cuando atraviesas los caminos, encontrarte con gentes que de su lugar y de su infancia tan solo guardan los recuerdos con la nostalgia de que todo, menos la memoria, está perdido. Te describen las calles, las placetas, los juegos y hasta el grito del maestro que desde la puerta de la Escuela, situada en lo alto del pueblo, llamaba a los escolanos, a primeras horas de la mañana, para comenzar la jornada. Te lo narran todo, te lo describen, pero siempre desde la perspectiva de un tiempo pasado, ido, muerto en los viejos aledaños de la memoria”.

José Antonio, no te has ido, nunca te irás. Nos queda tu legado y tu ejemplo. Nos quedan tus palabras, en tus libros y en tus canciones. Nos quedan los momentos compartidos por todos los aragoneses, por todas las personas de pueblo. Tu canto a la Libertad, se terminará convirtiendo oficialmente, porque oficiosamente ya lo es, en himno de Aragón, pero es un himno universal, como lo eran tus canciones. Esta tarde, escuchando un disco recopilatorio tuyo, mi pelo se ha erizado con esos dos impresionantes temas que son, Somos y Ya Ves. Finalmente, con La Albada, no he podido contener las lagrimas. Seguro que a esa misma hora, en muchos rincones de España se estaban escuchando tus canciones, en alguna biblioteca se estarían leyendo tus poemas y muchas personas no podían contener sus lagrimas Desde el Castillo de Purujosa, haremos que tus canciones resuenen por los barrancos del Nido de Águilas del Moncayo.


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