Entre sellos de Oseja, senderistas de Alagón, barrancos y fuentes

Menudo fin de semana tan entretenido. El castillo del Papa Luna, con su altiva figura recortada contra el horizonte moncaino nos dio la bienvenida. Es difícil imaginar un escenario más bonito para un acto de índole cultural. Bajo el artesonado policromado suspendido sobre el friso de yeserías mudéjares de la Sala Dorada se presentó el Sello filatélico de la localidad de Oseja. Gloria Pérez, historiadora y amiga, en cuanto impulsora de esta interesante iniciativa, dio comienzo al acto glosando con cariño las esencias de su pueblo. Le siguió Alejandro Abadía, filatélico de nivel mundial, aragonés de pro y conferenciante de categoría: “Cuando miréis un mapa de España, señalar el Moncayo y os daréis cuenta de que señaláis al corazón de España”.

No pudo estar presente mi amigo Teodoro Pérez Bordetas cuyo dibujo de la localidad ilustra el sello. Sin embargo, su figura sobrevoló la Sala con las cariñosas palabras que le dedicaron los conferenciantes. Completó el acto una actuación laudística con diversas piezas como “O molinero” que tantas veces he cantado en su versión de Ixo Rai. Además, el Brassens de Jarque, cantautor y poeta, interpretó una canción sobre la comarca. Fue un placer estar en Illueca conociendo más de cerca esta iniciativa que ojala pronto podamos seguir en Purujosa dado que Teodoro ya ha diseñado un modelo de sello para nuestro nido de Águilas.

A una fría noche, con la luna más grande en 25 años, le siguió un día radiante, un domingo de sol que pronto hizo olvidar la helada con que amanecimos. El día acompañaba para hacer excursiones y eso se notó en Purujosa. Al margen de pequeños grupos de turistas, destacó la presencia de dos microbuses aparcados junto al río. Pertenecían al club de montaña El Castellar de Alagón. Tenían intención de subir por Valcongosto pero tuvieron que cambiar de planes: Valcongosto bajaba crecido, agua hasta las rodillas. Como alternativa, recorrieron otros barrancos: Cuartún y la Virgen. La estampa de la plazuela de San Ramón llena de senderistas reconforta dada su rutinaria soledad.

El comentario general en el pueblo era el agua. Agua que corría por todos los barrancos. Aunque la punta de la riada ya había pasado, la fuente del Isuela ofrecía un espectáculo soberbio: El agua llegaba hasta la cuarta escalera desalojando por el aliviadero superior con una increíble presión. Además, el barranco de Beratón, es decir, el Isuela orográfico, bajaba también muy crecido y con sus aguas tomadas.


La contemplación de las aguas y el calor de la tarde nos animó a prolongar el paseo. Abrimos la cadena de la pista del pinar y nos adentramos en el corazón del Moncayo oculto. La fuente de la Costera había brotado y sus aguas habían saltado por encima el badén dejando bastante mal el camino. Buena señal, si esta fuente había movido tanto, ¿Cuánto habría brotado la fuente del Col? Pronto lo comprobamos.

Aunque muchos de sus “manaderos” ya se habían secado, seguía ofreciendo un espectáculo digno de ver. El agua brotaba a borbotones del “agujero”, el manadero más alejado. Mucha agua debía haber bajado porque al acercarnos a la poza de debajo del camino observamos como el agua había roto el talud de contención, abriendo una enorme brecha de desagüe y colmatando la balsa de gravas. Adios a la poza del Col. En días como el de ayer, la fuente del Col no tiene nada que envidiar a los grandes manantiales que podemos encontrar en el Pirineo: Nace un río. Normal que Valcongosto baje crecido con la cantidad de agua que se despeña barranco abajo en saltarinas cascadas.


Y así, dejamos atrás este fin de semana. La primavera ya está aquí, los días alargan y el sol calienta. Pronto volverán algunos vecinos a Purujosa, al tiempo que regresen las golondrinas.