Vivencias y pensamientos sobre la ruralidad y la vida en el campo desde Purujosa pueblo casi deshabitado a la sombra del Moncayo.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Crónica Fiestas Virgen de Constantín 2013

Este fin de semana se han celebrado las fiestas de Purujosa en honor a la Virgen de Constantín. Como era previsible, este año vino mucha menos gente.  El mal tiempo y el hecho de que numerosas familias estuvieran de luto hacía presagiar el descenso de asistentes. Lo cierto que el viernes cuando fuimos a poner las cadenetas, soplaba un frío helador.

El sábado amanecimos con una avería de agua. Ello no influyó en el ánimo de los romeros. Nos juntamos junto al río, el coche oficial del Ayuntamiento encendió la sirena y encabezó la marcha hacía la ermita de San Cristóbal. El Padre Francisco, José Luís, mi padre y yo subimos caminando por el viejo camino de herradura, con la cruz procesional a cuestas. Tras tomar un moscatel con pastas, nuestro ermitaño ofició la ceremonia ante los 22 feligreses congregados, teniendo un emotivo recuerdo para los vecinos y amigos que nos han dejado a lo largo del año.

Después, nos dirigimos al merendero del río. Mariano lanzó varios cohetes anunciadores,  buscamos las mesas al Sol y degustamos un excelente rancho que nos dio energía para afrontar el resto de actos de la jornada.

De hecho, los licores de la sobremesa nos animaron para dirigirnos hasta la fuente del Isuela. Allí buscamos un chopo que reuniera las condiciones precisas, espigado, recto y fino. Vicente cogió la motosierra mientras los demás tirábamos de una soga para que el árbol viniera hacia la carretera. Después lo atamos al todoterreno y lo bajamos hasta el pueblo, dejándolo en la cuneta preparado para plantar el mayo por la noche.

Tras el pleno municipal mediante concejo abierto vino la cena popular, las jotas bailadas en la plaza y la ronda por el pueblo. Este año, el frío  incentivó a templar los cuerpos con el moscatel y el pacharán que ofrecieron los vecinos en las casas.

 Nos acompañaron en nuestro callejear las gemelas de Borja, joteras a dúo, ganadoras de diferentes premios y certámenes. La ronda de Purujosa tiene ese sabor añejo, de participación espontánea, donde las voces de los joteros se alternan con las de los vecinos, donde lo mismo se oye una emotiva jota de estilo, una ranchera o una jota de picadillo socarrona. Donde el “chico de Isabelo” sube a por su bandurria, se ata un pañuelo a la cabeza y se suma a la rondalla. Donde todavía se cantan las jotas que cantaban los abuelos: Lucio, tras ver la reconstrucción de la fachada de la replazeta volvió a entonar el “cuando por aquí pasé /castillo te ví caído/ ahora vuelvo a pasar / y te veo fortalecido”.  

La pareja de jienenses que están sacando madera en el pinar disfrutaron mucho de estas tradiciones aragonesas, sintiéndose uno más de la fiesta, en una velada que sin duda les hizo olvidar por un instante las cálidas noches de su tierra andaluza.

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