Por fin he podido ver con mis propios ojos el nuevo museo etnolígco de Purujosa. En la puerta de la Iglesia podemos ver labrado en madera el cartel de museo y si empujamos la puerta, entramos al atrio que distribuye las distintas estancias (Iglesia, cementerio y cuarto de la primicia) en las paredes de cuyo porche Antonio "el castero" ha colgado diversos aperos tradicionales que ha restaurado con mimo.
Una de las ventajas de tal ubicación es que no requiere personal de mantenimiento. Estamos ante un museo abierto y libre, de bajo coste de mantenimiento (el gran problema de tantos museos rurales cerrados tras su inversión) y que soluciona un típico problema para el visitante (encontrarse los espacios museísticos cerrados).
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