El
Moncayo tiene muchas caras, a cual más sugerente. El Moncayo tiene muchos
climas, a cual más extremo.
Este
invierno ascendimos desde cueva de Ágreda pero el temporal impidió que enlazáramos
la línea de cumbres hasta la Lobera para descender por Beratón. Ayer Azu me
brindó la oportunidad de realizar un segundo intento. Había programado junto a
sus amigas de Mallén la tradicional ascensión al techo del sistema ibérico y
con gusto acepté la amable invitación a acompañarlas. Era un día anticiclónico,
veraniego, nada podía fallar. A las 9 ya
hacía chicharrina en el Circo San Miguel. A las puertas del verano, el Moncayo
se mostraba primaveral: neveros en el circo y retamas en flor.
China chano fuimos remontando las zetas del sendero. Sin embargo, al llegar entalto,
la cierzera era monumental. Ascape enfilamos a la cima, donde de nuevo ha
volado la Virgen. ¿Habrá una segunda expedición santera?
¡Gracias por esta jornada montañera chicas! |
El
viento bufaba con violencia y casi nos arranca la bandera de las manos. Pensamos
que de continuar hasta la Lobera, nos íbamos a quedar “chelaus”. Mejor bajar
por donde habíamos subido. De nuevo
sentíamos los contrastes del Moncayo: El circo de San Miguel era un horno. Un
corzo lamía la nieve en el neverico del circo. Acotolao a la sombra de los
pinos, mi calitre reflejaba el esfuerzo, mientras mi atuendo homenajeaba a los pastores de la montaña, aunque un amigo libertario tras ver las fotos, piensa que he fundado una guerrilla naxalita moncaina.
Pero
bajo los circos glaciares, el Moncayo es generoso en agua y bosques. Nos
refrescamos en sus manantiales y comimos a la sombra de las hayas. No hay nada
como estar de capazo en buena compañía, mientras las cardelinas cantan en las
ramas. En todo caso, mis pensamientos volaban, añorando la tranquilidad de la
cara oculta. Pensaba en el contraste entre las caravanas de vehículos que ascienden
por la montaña, frente a la soledad de los buitres volando sobre sus muelas
calizas.
Mientras miro a mi chica, una sonrisa socarrona
delata mis pensamientos: Esta semana subimos al Nido de águilas. Es necesario
recorrer todas sus vertientes para conocer en realidad esta montaña. El Moncayo,
tierra de contrastes.
Hola Ramiro, veo que con cuatro días de calor, la nieve ha desaparecido, casi por completo. Yo estuve en la dehesa de la Cueva de Agreda, e hizo un calor de narices, tuvimos que refrescarnos en el río, saludos
ResponderEliminarHola Eduardo.
ResponderEliminarLo bueno de la dehesa que entre la sombra de los robles y el agua de los arroyos, se podría combatir el calor.
A ver si en una próxima ocasión coincidimos, que esta vez ya tenía apalabrado el ascenso a la cima.
Un abrazo compañero!
Anda, si a tu chica la conozco, pero que pequeño es el mucho.....je,ja,je.
ResponderEliminarSalud(os)a la Cara Oculta del Moncayo.
Hola Ruben. El mundo es un pañuelo! Ya le daré los recuerdos a Azu. Ya tenemos pretexto para hacer una salida a 4. Hasta nos puedes llevar de barrancos, que veo que no paras. Un abrazo!
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