Bajamos
de pasar unos días en Purujosa. Por fin he conocido a Mónica y Bea, las nuevas
chicas que llevan el albergue. Estos días han tenido desde unos montañeros que
sintieron los rigores del viento
moncaino hasta una comida de despedida del párroco de Trasobares, Leandro.
Desde aquí deseamos que les vaya todo muy bien.
En
nuestro caso, las comidas fueron en el merendero del río. Un día, Javier “el
pintor” nos invitó a un rancho, al otro día Paco el de Beratón y Luciano el
policía de Ólvega nos convitaron a unos sabrosos caracoles con fritada y al
tercero fue Vicente el que se animó con las cazuelas y nos invitó a otro
rancho. Tres días de lifara, de canciones y de hermanamiento de los que
acudimos a la Cara Oculta del Moncayo: Mariano, Estebán “el Vasco” que nos trajo un montón de
boletus cogidos en Soria, Los pastores Benito de Añón y José Luís que lleva los
ganados que pastan en Purujosa, Aurelio que ha venido desde Barcelona a pasar
el verano en su pueblo, etc.
Precisamente,
las setas fueron uno de los temas de conversación de estas jornadas. Cuando
subimos al albergue a tomar los cafés, Juan Francisco nos enseñó un enorme
Boletus que había cogido en Valdearanda. Benito por su parte, nos ofreció para
el rancho unos perrochicos (él los denomina setas de enebro) que cogió mientras
estaba con el ganado por Horcajuelo. Mariano comentó que las reiteradas
tronadas han dejado este mes de julio más de 100 litros. Así, mientras entonábamos
canciones, pensé en quedar con Fernado de Oseja y nos fuimos por los alrededores
de las fuentes del Reajar a buscar setas. El carrascal estaba lleno de boletus
impolitus junto a algún Satanas. Todo un espectáculo.
Así que
para contar las noticias seteras bajamos al albergue de Calcena, donde Diego
nos deleitó con sus acrobacias sobre la cuerda, antes de cenar con los amigos
de la Peña del Ribazo y del Ceda el Vaso, con los que hicimos un brindis para
desear la mejor de las suertes a Antonio, el Escartín del Isuela, que ese día
había dado la vuelta al Moncayo para preparar un nuevo reto: mejorar su marca
personal en la Calcenada.
Y así,
dejando atrás la frescura del Moncayo, regresamos a la tierra plana, recordando
los días pasados en el Alto Isuela.
Menuda cesta Ramiro, a disfrutarlas, saludos
ResponderEliminarGracias Eduardo, un placer gastronómico para un verano tormentoso.
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