Las escuelas de Calcena son un edificio sublime, que no se entenderían sino fuera por la acción benefactora de D. Severino Aznar, que había cursado sus primeros estudios en la localidad del Moncayo. Gracias a su patrocinio se levantó este edificio escolar que en la actualidad alberga el Centro de Interpretación del Parque Natural, la biblioteca y la ludoteca.
Gracias a la labor de la Asociación de Amigos de la Villa de Calcena es posible que en un pueblo en el que en invierno no viven ni 50 personas exista una biblioteca funcional, no como muchas que son almacenes de libros, aquí acuden lectores. Precisamente, en uno de estos días que bajo a Calcena a pasar la tarde con mis amigos de la Peña el Ribazo, fuimos a las escuelas.
Lo cierto es que no leímos mucho. Yo ya tengo mi particular selección bibliófila junto al hogar de Purujosa. Bajamos a hacer uso de la ludoteca. Hasta que acudió Dani, rememoramos viejos tiempos echando unas partiditas al V-Rally en los ordenadores. Luego fue el turno del pin-pon y del futbolín. Pasaron las horas sin darnos cuenta. De nuevo, es de agradecer que en esta cara oculta del Moncayo, exista esta oferta de ocio para los jóvenes que regresan al pueblo.
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