Se da una circunstancia en esta localidad de la Cara Oculta del Moncayo que es del todo peculiar: Que en un pueblo tan pequeño, donde aun en su periodo de máxima expansión demográfica apenas supero los 400 habitantes, y que en la actualidad tan solo hay medio centenar de vecinos censados, haya tal proporción de personas centenarias.
La semana pasada Saturnino Lumbreras, padre de Aurelio, Lucio, Obdulia y Maribel, cumplió 100 años. A pesar de achaques propios de esa envidiable edad, nos cuentan que goza de una buena memoria. Lo celebró con sus familiares, bisnietos incluidos. Ya su hermano, Cecilio Lumbreras, gozó de una saludable longevidad, cantando jotas con más de 90 años. No son los únicos. La madre de Damián y abuela de nuestro amigo arandino Vicente, Concepción Pérez Orte, tiene 103 años. Y la madre de Pedro y Luís, Gabina Pérez Ibáñez, también cumplirá muy pronto la simbólica cifra de 100 años.
Tres personas con más de cien años en un pueblo tan pequeño es algo excepcional. El Ayuntamiento de Purujosa entregó en su día una placa conmemorativa a Concepción y lo mismo hará con los otros dos afortunados centenarios. Verdaderamente, me gustaría hablar con ellos, entrevistarlos y que me contarán anécdotas de su vida en Purujosa. Dejar testimonio escrito de su memoria. Ya lo dijo el sabio: “Un anciano que muere, es una biblioteca que arde”.
Gracias por la referencia a mi abuela Gabina, que cumplió sus 100 años el 25 de enero y lo celebramos en familia y con una salud envidiable. Pero a los pocos días enfermo y nos dejo el 16 de febrero.
ResponderEliminarAgradecer a Pascuala y Angeles sus hijas, las que no aparecen en este comentario, que la cuidaron con tesón y gran esfuerzo hasta sus últimos días al igual que a mi abuelo Hipólito.
¿Qué hubiera sido de ellos sin vosotras?
Disculpa que me olvidara de citar a Pascuala y Ángeles,siempre he sido muy despistado a la hora de recordar vínculos familiares. Y por supuesto, os acompaño en el sentimiento a toda la familia.
ResponderEliminarUn abrazo.